En directo | Cena-mitín de arranque de campaña del BNG Ante dos mil personas, Lores y Quintana dieron cuenta el viernes de su discurso más positivo, mientras que Da Silva fue un auténtico «dóberman» contra el Partido Popular
21 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.Pasaban de las diez de la noche, cuando Miguel Anxo Fernández Lores y Anxo Quintana pisaban la alfombra azul -un azul que casualidades hacia juego con la corbata que lucía el portavoz nacional del BNG- del recinto ferial. Acompañados por otros miembros de la lista nacionalista a las municipales, ambos líderes se dejaron querer, aunque de una manera comedida. Sólo Guillerme Vázquez se saltó el guión con continuos gestos con las manos pidiendo más fervor en los aplausos o con movimientos de cadera. Daba comienzo la cena-mitín con la que el BNG arrancó lo que será la campaña electoral en pos del Concello de Pontevedra. Cerca de dos mil personas asistieron a la cita, que congregó a conocidos rostros de la política -ahí estaban, entre otros, Luciano Sobral o Bieito Lobeira-, a históricos del partido -Bautista Álvarez y Olaia Fernández-, los deportes -Pablo Cimadevila- o de la economía -Ricardo Mirón, José María Rodríguez o Alfredo Magín Froiz-. La primera en abrir fuego fue Carmen Da Silva. A diferencia de Lores o de Quintana, que se decantaron por discursos más positivos, la diputada nacionalista fue todo un dóberman con el Partido Popular aferrado a sus mandíbulas. Da Silva no dudó en señalar que la lista popular al ayuntamiento capitalino es «unha mixtura desequilibrada do máis rancio da vella guardia facha e caciquil e o máis depredador e especulador do urbanismo». Manifestó, asimismo, que con los nacionalistas al frente del concello, Pontevedra deja de ser «unha cidade triste e apagada», al tiempo que reseñó que el nombre del municipio «non se asocia a ningún barullo urbanístico», ya que «no xoga na liga dos especuladores». Asimismo no dejó pasar la ocasión de aludir a Ence -«Hai oito anos (los que lleva Lores como alcalde) rematou o tempo das empresas coloniais»- y al saneamiento del Lérez -«É a primeira vez que un goberno municipal deixa mellor o río do que o atopou»-. También muy combativa se mostró la dirigente de Galiza Nova, Iria Aboi Ferradás. Su intervención, que fue interrumpida en varias ocasiones con aplausos. Ahondó en una de las últimas polémicas políticas a nivel general, abogando por un cambio en la ley electoral para, de este modo, erradicar «as irregularidades do voto emigrante». Y después de los polis malos, intervinieron los buenos. Le llegó el turno a Anxo Quintana, quien, al tiempo que prometió una campaña limpia y democrática, centró su discurso en que los nacionalista son, hoy por hoy, el único partido con representación en Pontevedra que no se ha vista salpicado por escándalos de carácter urbanístico o de compra de votos. Amor por Pontevedra Tras el portavoz nacional, fue el candidato nacionalista el que tomó la palabra. Fernández Lores comenzó y terminó su intervención mostrando su lado más humano. El alcalde, con voz entrecortada, tuvo una referencia muy especial hacia Enrique Casas, «a quen desexamos a pronta recuperación da súa filla», así como hacia «unha persoa que nos acompañou nestes oito anos e lamentamos que non siga no próximo mandato, Xosé Lois Veiga Lage». Y si Lores se declaró «namorado de Pontevedra», Quintana no se quedó atrás: «Non hai un veciño cabal que cambie a súa cidadanía de Pontevedra por nengunha outra». «Manda huevos». ¿Quién no recuerda las malas pasadas que micrófonos encendidos han jugado a toda clase de políticos? El viernes noche, Lores lo vivió en sus carnes pero en sentido inverso. Tras la foto de familia, cuando todos los integrantes de la lista del BNG abandonaban el escenario, el alcalde se giró sobre sus pasos, se dirigió a los micrófonos y comenzó a hablar unos segundos. No se escuchó nada. Estaban apagados.