Los preadolescentes tienen una visión estereotipada del amor

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Antonio Cortés

Un estudio con alumnos de 6º de primaria revela sus prejuicios de género

08 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los chicos emparejados con las chicas, ellos trabajando y ellas más bien en casa, muchos corazones rojos y la media naranja como elección predestinada.

Son algunos de los estereotipos de género aplicados al amor y las relaciones de pareja que han quedado de manifiesto en el estudio de campo realizado por una estudiante de Educación Social con alumnos de sexto de primaria con dos colegios ourensanos como protagonistas.

El trabajo de Patricia Blanco se marcaba como objetivo, precisamente, detectar los estereotipos de género en relación con el amor que presentan niños y niñas de esa edad.

Para ello tomó como muestra a 17 chicas y 15 chicos de un colegio público y de un concertado no religioso. Les propuso un cuestionario de preguntas abiertas estructurado en dos partes: una, con ocho enunciados sobre los mitos del amor; otra, con la sugerencia de realizar dibujos sobre el enamoramiento y las relaciones afectivas de pareja.

Más allá de los resultados del trabajo, Patricia Blanco da valor al método utilizado en la investigación: el dibujo. El arte como herramienta de recogida de datos resulta muy valioso, destaca la autora, «ya que ofrece la oportunidad de expresarse de manera libre y desinhibida y proporciona un canal de comunicación entre el niño o la niña y su mundo exterior».

Los entrevistados manifestaron a través de imágenes qué significa para ellos estar enamorados y cómo ven una relación afectiva de pareja.

«Los resultados de este estudio confirman que niños y niñas presentan visiones estereotipadas del amor en relación al enamoramiento y a las relaciones de pareja. Sobre los mitos del amor, un grupo mayoritario está de acuerdo con el mito de la exclusividad, el de la fidelidad y el de la media naranja, donde en este caso son las chicas las que muestran mayor aceptación».

En el período de la infancia intermedia, explica la educadora social, «empiezan a aflorar y ser asimiladas las diferencias en cuanto al género y a darse importancia a las relaciones interpersonales». Las actitudes que en esa etapa se forjen pueden resultar relevantes para el futuro personal y social, de ahí la importancia de las intervenciones socioeducativas basadas en la coeducación, entiende Patricia Blanco.

Perdón y fidelidad

Algunos matices que diferencian la respuesta de niños y niñas es que estas utilizan en mayor medida iniciales o nombres de otros niños para representar qué significa para ellas estar enamoradas. Recurren también al color, sobre todo el rojo, y a imágenes simbólicas, como corazones, o escenas de parejas con muchos detalles de fondo.

En los niños se registraron casos de representación de parejas con expresiones contrapuestas en el rostro -de alegría y tristeza-, mientras que ellas, en todos los casos, dibujaron parejas sonrientes. En cuanto a las palabras, todos los muchachos escogieron la palabra perdón para definir el enamoramiento; las niñas se inclinaron más por amistad y fidelidad.

Ningún alumno, de ambos sexos, «cuestiona la heteronormatividad social hegemónica; todas las parejas representadas están compuestas por una figura femenina y otra masculina», destaca la autora del estudio.

Los dibujos infantiles reflejan mujeres dependientes y hombres activos

En el análisis de las expresiones escritas se observa «una tendencia en chicos y chicas hacia relaciones de pareja basadas en la dependencia, un claro ejemplo de la interiorización de los estereotipos de género descriptivo y prescriptivo. Sobre todo en el caso donde aparecen ilustradas las mujeres».

En los dibujos, la figura femenina se asocia a la maternidad y a espacios relacionados con el ámbito privado, mientras que el hombre es representado en espacios públicos y laborales. Los dibujos infantiles, apunta Blanco, muestran «siempre a la figura masculina tomando la iniciativa».

En cuanto a los mitos, son más las niñas que consideran los celos una muestra de amor. La mayoría, de ambos sexos, no consideran necesario casarse o vivir juntos; tampoco creen que para ser felices haya que tener pareja. La fidelidad es más aceptada por niñas que por niños y estos son mas propensos a creer que el amor lo puede todo.

Ante el resultado la autora afirma: «Los niños imitan y asimilan todo, lo que reciben en casa y lo que reciben de la sociedad. La mayoría en este trabajo mantiene el patrón clásico sobre el amor».