Adrián Fernández Cedeira vendió dos veces el Millonario, dotado con 500.000 euros
26 sep 2018 . Actualizado a las 14:51 h.Entrar a formar parte de la nómina de premiados en los juegos de azar es la ilusión de todos los días, según se encarga de recordarnos la ONCE. Una circunstancia, la que conseguir un buen pellizco, con la que sueña el común de los mortales y que en la comarca de O Carballiño cuenta con varios agraciados que guardan un excelente recuerdo de un vendedor de récord: Adrián Fernández Cerdeira. De 31 años y natural de Xendive (Boborás), lleva poco más de tres años como vendedor de la ONCE. Encadenó contratos temporales que lo llevaron vendiendo el cupón por zonas como O Barco de Valdeorras, Verín, Xinzo de Limia, Ourense y Pobra de Trives hasta hacerlo en su comarca de origen. Desde la ciudad viaja hasta las tierras de O Carballiño para hacer la ruta de venta que le lleva por Maside, Boborás y la carretera de Cea.
Fue precisamente en este trazado, en la gasolinera ubicada en San Facundo, donde Adrián Fernández se estrenó por todo lo alto. Se acababa de poner en marcha el «rasca Millonario de la ONCE» y a los dos días de empezar a funcionar el nuevo sorteo salió el primero de los premios que se daba en el Estado, que se lo llevó un cliente del bar de la estación de servicio.
Esta semana ha vuelto a las andadas y otro Millonario, de nuevo un premio de 500.000 euros, salió de las manos del joven vendedor de la ONCE para ir a parar a dos personas que lo jugaron: la propietaria de la parrillada Soto, de Maside, y el dueño del bar Riquirmo, en O Carballiño. Un millón de euros en dos entregas que han convertido a Adrián Fernández en todo un personaje: «A verdade é que sintes unha satisfacción enorme porque a xente felicítate e sempre é algo que che fai moita ilusión», reconoce. Como también que su récord le ha convertido en el más buscado. «É certo que hai moita xente que non eran clientes habituais que me buscan para mercar o boleto para participar. En porcentaxe? Máis dun 10 % de incremento».
Adrián Fernández Cerdeira, que aún no ha hablado con los nuevos agraciados, recorre unos cien kilómetros diarios para realizar su trabajo. Desde Ourense se mueve en un coche adaptado para realizar su ruta.