El Arenteiro fortifica su segunda plaza con un triunfo de prestigio en Zubieta (0-1)

La reconversión del Arenteiro progresa adecuadamente y en San Sebastián demostró, una vez más, que ni su sobriedad defensiva ni las armas que esgrime para hacerle daño al rival en ataque son fruto de la casualidad. El talentoso filial de la Real Sociedad apenas abrió grietas en la zaga visitante y el candasín Enol Rodríguez redondeó una propuesta que también es ambiciosa en el área de su adversario: 0-1.

El manejo del esférico era discutido por uno y otro contendiente, en veinte minutos iniciales con mínimas aproximaciones a las porterías. Los blanquiazules inquietaban más por la derecha, cuando Rupérez doblaba al juvenil Dani Díaz, pero las únicas intervenciones de Diego García fueron un par de salidas con los puños, para repeler de sus dominios sendas jugadas de estrategia. Enol hizo trabajar a Aitor Fraga, como hizo otras dos veces un activo Pascu, que se descolgaba con velocidad por el flanco izquierdo.

Después del intermedio, la salida del Arenteiro desconcertó a un joven oponente que no vislumbraba a los forasteros presionando arriba y asestando un primer golpe demoledor. Diego Gómez vio llegar a Jordan en carrera y su centro al área pequeña era miel para un rematador como Enol, que le ganó la partida a los centrales y chutó a la media vuelta para hacer inútil el manotazo de Aitor, que no repelió el cuero.

La anotación revalorizó el plan de partido diseñado en los cuarteles generales carballiñeses y, aunque era difícil adivinarlo por entonces, el chut envenenado del escurridizo Dani Díaz fue el último susto realmente serio que se llevaron los discípulos de Jardiel. Y eso que quedaban por delante unos cuarenta minutos.

Los verdes fueron a lo suyo. El elenco local estaba obligado a arriesgar y en frente tenían un auténtico muro, por mucho que las tareas defensivas del segundo clasificado fueran escalonadas, sin perder el sitio en el campo, ni siquiera ante el carrusel de cambios que fue realizando Sergio Francisco. Los balones colgados eran los únicos que prolongaban cierta incertidumbre, menor en todo caso que la sembrada por Pascu, Enol y Diego Gómez, en una transición veloz que el de Amoeiro no pudo rematar bien, por mor de la diligencia de sus marcadores.

Los realistas apretaron hasta el final, en busca de un premio que se les hacía goloso y ni por esas. El once carballiñés selló su séptima portería a cero, las cuatro últimas de forma consecutiva. Segundos y con merecimiento.

---

---

---