El belén más alto de Galicia ya está instalado

Lejos del mar, lo más lejos del mar que se puede estar en Galicia. Por altura y probablemente también por distancia. A 2.127 metros sobre el nivel del mar está instalado ya el belén más alto de Galicia. Se trata de una idea que hace 19 años puso en marcha el montañero Cholo Fernández, residente en la aldea de Vilanova, que es el punto más alto de los habitados en el concello de A Veiga. Desde su casa partió para hacer un recorrido de varias horas hasta coronar Pena Trevinca y dejar allí el belén. Como es costumbre también en los últimos años, Cholo no estuvo solo. Le acompañaban un grupo de aficionados a la montaña que quisieron compartir la experiencia. Esta vez, además, aprovecharon para conmemorar el 60 aniversario de la creación de la Federación Galega de Montañismo. Precisamente Fernández fue el autor del manifiesto con el que se quiere poner en valor aquel 23 de octubre de 1963, cuando se constituyó en Vigo la entonces Federación Galaica de Montañismo, que pasó después a ser Federación Gallega antes de llegar a su nomenclatura actual. «Nese momento, non eran moitos os clubs que compuñan esta federación, aínda que, os máis antigos como Peña Trevinca Montañeiros de Galicia ou Montañeiros Celtas, na década dos anos 40 xa realizaran ascensións en diferentes montañas dos Pirineos, así como participacións en probas ou competicións de esquí a nivel nacional. A finais dos anos 50 o montañismo galego dá un salto deportivo de gran importancia ao conseguir ascender tres dos cumios máis importantes dos Alpes, o Mont Blanc, o Cervino e o Monte Rosa», recordó Fernández. Hoy en día, la federación presume de ascensiones en todos los macizos montañosos del mundo y se ha convertido, continúa el veterano montañero, en una referencia en los deportes de naturaleza. Y aprovechando la efeméride, quiso hacer una reflexión: «O montañismo é máis que un deporte —en el 2019 fue declarado patrimonio inmaterial de la Humanidad por la Unesco—; é solidariedade no grupo, convivencia entre os practicantes, esforzo na ascensión, igualdade de todo tipo entre as persoas montañeiras, respecto e defensa do medio natural e o seu hábitat rural; é aventura e incerteza polo resultado, polo cal, o montañeiro débese preparar tanto física como mentalmente para enfrontarse a posibles situacións desfavorables; é cultura, coñecemento do medio natural de montaña e dos seus valores históricos, etnográficos ou antropolóxicos; e é unha actividade deportiva apta para todas as idades e durante toda a vida».

En estos 60 años no todo fueron buenas noticias. También hubo compañeros que no pudieron regresar de una expedición: «Nin queremos, nin debemos esquecernos de todas as persoas que nos deixaron e descansan nas diferentes montañas ou glaciares, eles e elas seguen estando entre nós, e dalgún xeito, nos acompañan nas nosas ascensións». Y remató con una petición clara: «Defendamos as montañas limpas e salvaxes».

Leído el texto, tocó iniciar el descenso. El decorado navideño quedó guardado de las inclemencias del tiempo en una cajita de cristal. Pronto, si todo va bien, estará cubierto de nieve. Así pasará las fiestas navideñas y algunas semanas más, ya que no será al menos hasta mediados de enero (cuando el tiempo dé una tregua) cuando Fernández volverá a ascender hasta la cumbre de Galicia para recuperarlo y llevarlo de vuelta a casa.

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