El clásico volvió a detener el panorama deportivo nacional y de parte de la galaxia. Y no por reiterado deja de ser interesante. Si además, tanto el Barça como el Real Madrid optan por lanzarse a tumba abierta, sin gobernar el encuentro, sale un espectáculo entretenido, que venía aderezado por aquello de la mercadotecnia. Recuerden, la directiva culé unió sus destinos publicitarios con una conocida plataforma de reproducción de contenidos musicales. Por eso los culés cambiaron el habitual logo de su camiseta por el de Motomami, alusión directa a la obra de la superventas Rosalía. Ella, barcelonesa y barcelonista, se marcó en su tiktok una versión viral del himno del blaugrana y siguió la puesta a la venta en línea de 1.899 camisetas en edición limitada, al precio de 399,99 euros. Incluso hubo otra ultra limitada, 11 de hombre y 11 de mujer, firmadas por los titulares de los equipos masculino y femenino, por una módica cuantía de 1.999,99 euros.
Si la guinda es un triunfo en el minuto 92 y media Liga en el bote, pues miel sobre hojuelas, que decía el goloso. Y digo media, porque el Arenteiro también dispone de esa docena como ventaja y cuatro jornadas menos para que sus perseguidores le den caza. Aún así, Javi Rey no quiere oír hablar de celebraciones hasta que cuadren los números. Lo mismo piensa Félix Alonso, obsesionado en tener a tres rivales por detrás que no puedan alcanzar al COB. El triunfo en Albacete fue clave, pero conviene no despistarse en adelante. Yo, porque voy a lo mío, sí pienso en el logo que podemos ponerles a sus camisetas y a las de otros conjuntos ourensanos. Nuestro particular Motomami.