Arenteiro - Atlético de Madrid: Del «sí, se puede» al disgusto final en una grada repleta y entregada

Maite Rodríguez Vázquez
maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Espiñedo disfrutó de su gran noche de fútbol, con emoción y sin incidentes

23 dic 2022 . Actualizado a las 01:04 h.

Era lo esperado, pero no por ello dejó de sorprender el ambientazo para el histórico partido del Arenteiro contra el Atlético de Madrid. Espiñedo, lleno de almas verdes por los cuatro costados, sin ni una esquina, asiento o hueco libre. Los balcones de las casas del fondo de portería que defendió en la primera parte Oblak, también repletos. Era complicado moverse incluso para los VIP en el palco de autoridades. Pero una vez empezó a rodar el balón, las apreturas se olvidaron. El orballo que cayó instantes antes del encuentro cesó y ningún elemento parecía estorbar a lo estrictamente futbolístico.

Pero el partido se calentó. Poco a poco, la grada se fue animando. El lema del «sí se puede» comenzó a corearse en toda la grada, además de otros habituales cánticos del equipo local. Y se concretó con el gol de Markitos, que se recibió con una alegría incontenible. La afición, que había recibido al equipo local con tímidos silbidos, explotó cuando el árbitro decidió la expulsión de Javi Rey y el primer penalti en contra del Arenteiro. El empate fue un pequeño chasco, pero el inicio de la segunda parte, con el equipo carballiñés aguantando, mantuvo viva la llama y la esperanza en el verde y en la grada. El segundo penalti a favor del conjunto colchonero se recibió como una afrenta, pero la parada que realizó Diego García hizo justicia para los aficionados locales. Con los cambios en la segunda parte, se reavivó una expectación que solo apagó el 1-3. Al final, evacuación tranquila del campo, con una mínima invasión de los aficionados más menudos. Y todo salió bien, menos el resultado, en lo deportivo y en la organización pues a pesar del gran aforo para las dimensiones, Espiñedo cerró bien su gran noche.

Fran Justo, ex entrenador local: «O meu corazón vai ser sempre verde»

Fran Justo, el entrenador ourensano que llevó al Arenteiro hasta esta segunda eliminatoria de la Copa del Rey, no se quiso perder este partido tan especial, esta vez como aficionado con la bufanda del equipo verde.

«Estou moi feliz e orgulloso de poder compartir co Arenteiro un día que xa vai quedar para sempre na súa historia», admitió el técnico del Lugo. «A nivel deportivo hai que darlle un dez aos rapaces, fixérono marabillosamente; foi unha lástima non haber chegado con esa vantaxe, que penso que hasta era merecida, ao descanso, porque o partido houbese sido outro. Aínda así, os rapaces foron quen de aguantar, de sobrevivir, e competir de ti a ti, ata que un pequeniño detalle fixo que o partido e a eliminatoria fora do lado do Atlético», repasaba el entrenador.

Fran Justo considera que el Arenteiro estuvo por encima de la altura. «Non é sinxelo por en aprietos a un Atleti que plantexou o partido cos seus mellores homes. Foron quen de porse por adiante e só unha pequena decisión impediu o Arenteiro irse en vantaxe o descanso», comentó sobre el juego de los locales.

El entrenador se declaraba muy agradecido y emocionado por el recibimiento. «É un placer e un orgullo decir que son aficionado e socio de Club Deportivo Arenteiro, e que o serei toda a vida. O meu corazón vai ser verde para sempre ee cando poida estarei aquí con eles», remachó.

Santi M. Amil

Los colchoneros tuvieron apoyo reducido

El equipo colchonero también estuvo arropado en Espiñedo por un pequeño grupo de seguidores que se desplazaron a O Carballiño para apoyar a los madrileños. Fueron 150 aficionados los que se juntaron en Espiñedo para acompañar al Atlético de Madrid en este desplazamiento de la Copa del Rey. Antes del partido se oyeron sus cánticos en las inmediaciones del estadio, pero después pasaron desapercibidos en medio de la gran marea verde, aunque jugadores y técnico del Atlético agradecieron su fiel apoyo también en esta cita.

ALEJANDRO CAMBA

600 partidos de Simeone y expulsión de Javi Rey

Los banquillos también vivieron con intensidad este partido especial. Diego Pablo Simeone, el Cholo, cumplía 600 partidos como entrenador del Atleti. Una dilatada trayectoria que parece haberle aportado un toque de estoicismo. Cambió su habitual traje por un chándal, quizás esperando un escenario más montañés y un clima más adverso. Siguió el partido con calma, examinando la situación cuando el encuentro no estaba de cara para su equipo. En el banquillo local, las emociones estaban más a flor de piel. O se pusieron en un momento dado: el enfrentamiento entre el atlético Koke y el técnico del Arenteiro, Javi Rey, del que salió peor parado el entrenador ourensano. El colegiado González Fuertes decidió expulsarle. El cuarto árbitro le había intentado contener y también salió de su zona técnica —una de las pocas veces en la primera parte en las que se dejó ver— el entrenador argentino. Javi Rey subió a lo alto de la grada, a una zona con cabina, y pasó a dar instrucciones por teléfono a sus ayudantes. Luis Vilachá tomó la batuta. Habían transcurrido 20 minutos de un partido igualado y con pocas incidencias hasta ese momento. «Expulsarme a mí, el de inferior categoría, es lo fácil», dijo sobre la decisión arbitral.

Alejandro Camba

Pero a partir de ahí, cambiaron las actitudes. Simeone siguió en su tono reflexivo, buscando soluciones, en particular cuando el partido se les puso más cuesta arriba con el gol de Markitos. Javi Rey aporreó el cristal de la cabina para celebrarlo y soltar la tensión de los minutos anteriores. El penalti que propició el empate del equipo madrileño dejó todo igual al descanso. En la segunda parte, Simeone se dejó ver con más asiduidad y movió al equipo para buscar la reacción, que llegó en el tramo final del encuentro. Javi Rey, que seguía desde la distancia vía teléfono, solo dejó de intentarlo con el 1-3.