Comenzó el mundial de fútbol y, de inmediato, mi lado más friki se fue a los estadios que lo albergaban, comenzando por el suntuoso Al Bayt, una estructura desmontable que se inspira en las jaimas tradicionales de los nómadas. En la inauguración, vas oyendo más detalles, como su emplazamiento, en Al Khor (a unos 40 kilómetros del centro de Doha) y frente a un paraíso de la pesca submarina y el buceo que atrae a aficionados de todo el mundo. Varios estudios de arquitectura y decoración —incluido uno italiano— participaron en su edificación, que incluye principios de las tiendas utilizadas por el pueblo bereber, para favorecer su sistema de refrigeración —también con techo retráctil—, que mantiene una temperatura agradable durante los partidos, aunque fuera los termómetros rebasen los 30 grados de largo.
Todo muy bien, hasta que toca ir a O Couto y ¿disfrutar? de un apasionante derbi entre la UD Ourense y el Barco. Imposible, un patatal. La versión que nos brindaron hace meses es la que aconseja armarse de paciencia, porque las obras están renovando la instalación y nos permitirán gozar del balompié con mayor comodidad. Eso sí, lo del terreno de juego no mejorará hasta la segunda fase del proyecto. También se señalaba que los equipos que allí juegan igual deben mudarse en algún momento dado. Lo que vemos ahora es que los futbolistas arriesgan su integridad física en cada partido. En Ourense no vendemos gas a medio mundo como en Catar, pero más allá del lujo, lo de la instalación deportiva digna llega tarde, mal y nunca.