
Bravo Teatro trae al Principal el montaje creado a partir de las novelas de Galdós sobre el personaje
07 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque no ha pasado a la historia por su condición de dramaturgo, Benito Pérez Galdós siempre tuvo una especial querencia por la escena y se prodigó en el número de títulos, con una veintena de obras. Según recuerda Juan Carlos Pérez de la Fuente, director de «Torquemada», el escritor «fue un renovador de la obsoleta y decadente escena española de finales del siglo XIX y principios del XX», estando en contacto con todas las corrientes europeas de la época. El montaje con el que Bravo Teatro llega ahora al Principal (viernes 8, 20.00 horas) es una adaptación de las cuatro novelas de la saga de Torquemada, que han sido trasladas a la escena por Ignacio García May. Pedro Casablanc asume en solitario un montaje de hora y media de duración.
—¿El Año Galdós ha servido para reivindicar al dramaturgo?
—Si, aunque realmente como autor de teatro no ha superado el paso del tiempo. Sí que hizo una interesante versión de «Electra», pero en nuestro caso García May ha realizado un excelente trabajo partiendo de sus novelas.
—¿’Torquemada’ es el prototipo del avaro, como el Tartufo de Molière?
—Responde al mismo perfil. Es el arquetipo que podemos encontrar en Molière, Dickens, Shakespeare y otros autores.
—Torquemada el inquisidor era el bueno, se señala.
—Porque este Torquemada nuestro es de lo peor que te puedes encontrar en el siglo XVII. Representa el avaro, la codicia, la usura y la depravación de la España miserable de su tiempo. Personaje siniestro que acaba metido en política tras dejar a muchos cadáveres, metafóricos, por el camino.
—Y tras ascender a marqués se enfrenta a la enfermedad.
—Y a la proximidad de la muerte, reflexionando si ha valido la pena y si realmente habrá un más allá donde descansar en paz. Ese no tener la seguridad completa lo atormenta.
—¿Pandemia y crisis son escenario ideal para el montaje?
—Sin duda el personaje tiene más vigencia que nunca en la actualidad. Los Torquemada de ahora mismo son los bancos, las grandes compañías —eléctricas, telefónicas, etcétera— y las corporaciones que provocan que siempre tengamos que depender de otros para poder mejorar. Vivimos unos tiempos terribles, con muchos lobos con piel de cordero que aparecen como grandes empresarios a los que hay que rendir pleitesía.
—¿Cómo afronta representar todos los personajes?
—Con alegría, como mínimo. Y como una excelente oportunidad para realizar mi trabajo y divertirme metiéndome en la piel de todos los protagonistas de la obra. Es una comedia crítica que refleja una época y al llevar dos años con el montaje cada vez vas añadiendo matices y enriqueciendo los personajes.
—¿Torquemada tiene más vigencia que nunca?
—El paralelismo es brutal y el personaje está de plena actualidad en este siglo donde cotiza al alza el aparentar, la ambición política y el poder. Todos conocemos a unos cuantos Torquemada que tienen protagonismo en estos momentos.
—Llega desde un rodaje. ¿En que participa en la actualidad?
—Estamos grabando la segunda temporada de «Treinta monedas», de Álvaro de la Iglesia.