Ocultar la caída de un interno en un residencia de A Rúa la puede llevar a prisión: «Se privó a la víctima de ser tratada»

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

La acusada, durante la última sesión del juicio por la muerte de un interno que estaba a su cuidado tras una caída accidental
La acusada, durante la última sesión del juicio por la muerte de un interno que estaba a su cuidado tras una caída accidental m. v.

La forense constató que la muerte del octogenario fue por un hematoma en la cabeza. Fiscalía y defensa no ven delito

08 nov 2022 . Actualizado a las 15:31 h.

Visto para sentencia quedó este jueves en la sala de vistas del Juzgado de lo Penal 1 de Ourense el juicio contra la cuidadora de un geriátrico de A Rúa, Aurora G. R., a la que se acusa de graves delitos por los que se pide para ella una condena de cuatro años y medio de cárcel. El origen de todo, la muerte de un interno de 83 años días después de que se cayera y se diera un golpe en la cabeza mientras lo duchaba la acusada, a la que se atribuye haber ocultado la gravedad del incidente.

Durante la segunda sesión de la vista, el interés se centró en la declaración de la forense que realizó la autopsia al fallecido. La perito aseguró que aunque el anciano tenía otras complicaciones de salud, como una neumonía, la causa de la defunción fue un «hematoma subdural agudo» en la cabeza. «No tengo claro que la neumonía por sí sola le hubiera causado la muerte, pero el hematoma sí», explicó. Antes que ella, la enfermera que trabajaba en la residencia cuando se produjeron estos hechos, el 22 de julio del 2017, había sido muy clara respecto a la información que se le había traslado a ella en relación al incidente en la ducha. «Me dijeron que Manuel se había deslizado de la silla, pero en ningún momento que se había caído», aseguró, advirtiendo que de haber tenido más detalles, hubiese tomado otro tipo de decisiones. «De enterarme que había sufrido un golpe lo hubiera derivado inmediatamente al hospital», afirmó, incidiendo en que se trataba de un enfermo muy dependiente, que no hablaba.

Pero ese día la profesional se limitó a explorar al interno como hacía a diario, si bien al día siguiente se lo encontró peor. «En cuanto llegué vi que respiraba muy mal y lo mandé al hospital», contó. Ya llevaba dos días ingresado, y empeorando, cuando se supo de la caída y se le hizo el TAC que constató la lesión. Así lo declararon los médicos que lo atendieron en el hospital de Valdeorras. «Se le hicieron esas pruebas porque avisó la familia de que se había caído», dijo uno de ellos. En la primera sesión del juicio trascendió que la familia fue informada de la caída cuando ya el octogenario estaba ingresado. Quien se lo dijo a su hija, fue una trabajadora del centro que escuchó el golpe y ayudó a levantarlo.

Ya en las conclusiones, los familiares de la víctima pidieron condena para la acusada, a la que atribuyen dos imprudencias, una por dejarlo solo en el baño y otra por no contar lo ocurrido. «Se le privó del tratamiento necesario», dijo uno de los letrados. La defensa incidió en que lo que pasó «no se podía prever» y el fiscal, que no acusa, calificó lo ocurrido de un «triste accidente». «No estuvo bien que le quitaran hierro a la caída, pero tampoco es para imputar un homicidio», advirtió.