En los confines de la realidad

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OURENSE

MIGUEL VILLAR

Isabel Flores presenta «Formas e tránsitos» en la Sala Alterarte dentro del ciclo expositivo «Activar a mirada. Des-ordenar o pensamento»

17 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Todo lo sólido se desvanece en el aire», Marx.

Comisariada por Sara Donoso, Isabel Flores muestra el proyecto expositivo Formas e tránsitos dentro del ciclo de exposiciones programadas para la Sala Alterarte de la Universidad de Vigo del Campus de Ourense, coordinadas bajo el lema Activar a mirada. Des-ordenar o pensamento.

Isabel Flores propone al espectador una reflexión intimista a través de un recorrido variable en el que intereses y elementos injieren en las distintas apreciaciones, bifurcaciones e interferencias, respondiendo a la imagen de un código cultural ecléctico en la convivencia de lo público con lo privado e íntimo, de lo doméstico y lo extraño, del azulejo propio de la cocina de la casa familiar que atesora los brillos del recuerdo y de la infancia con un motivo visto en Turquía que conecta el subcosciente a través de una red constructiva que amplia nuestro capital cultural con las vivencias, sensaciones y afectos.

Esta propuesta, como otros trabajos de la artista, se concibe como proyecto específico o procesos site specific, adecuados a cada espacio en diálogo con la arquitectura y el contexto del contenedor expositivo. Para la sala Alterarte, traslada la memoria como concepto de un lugar a otro, en la permanencia de lo esencial fuera del contexto que impone el tránsito y multiplicando por ello sus alteridades y significados.

La acción surge cuando la creadora interioriza la unicidad el espacio, generando una atmósfera que interviene en forma de instalación, actuando sobre el muro convertido en superficie plástica con la disposición de varios paños serigrafiados en gasa que velan, suspendidos del techo y que a modo de barrera vadeable, permutable y accesible, actúan sobre la mente del espectador modificando y alterando un recorrido lineal, obligando al observador a interactuar y a sumergirse en el interior físico de la obra.

Los arabescos que adornaban en formas vegetales el azulejo se expanden, ampliados por otras formas y estímulos que reproduce en un enjambre floral de crecimiento vegetativo, directamente sobre el muro y que se aproxima en la dilatación y la síntesis de líneas y conceptos a la abstracción, dejando impresa la huella del dibujo previo en la pared, arrepentimientos, errores y correcciones surgidos del gesto apasionado del ejercicio de la pintura directa sobre la superficie convertida en plástica del muro y en las telas intervenidas por la técnica de la serigrafía.

Es el ocasional visitante quien ha de completar las formas abiertas que la artista presenta a través de un código formado por capas encriptadas de imágenes fragmentadas, borradas, alteradas por la memoria enmarañada en su estructura como contorno y mancha cálida, orgánica, mutante e interna que interfiere como punto de vista múltiple a través de las veladuras de las oscilantes telas serigrafiadas.

Mestizaje plástico

Isabel Flores realiza un mestizaje plástico llevando al terreno de lo físico, una pintura que toma movimiento en los desplazamientos a través del espacio, en el dinamismo, ductilidad y levedad. En expresiones de marcado carácter ornamental que en un segundo nivel de contenido, se tornan conceptuales en la activación del elemento cotidiano como signo sin la desambiguación lingüística del ready-made ni su impersonalidad sino rescatando las consideraciones individuales del motivo inspirador y en el recuerdo que este elemento suscita y como esta forma asumida e interiorizada evoluciona, se expande y altera, multiplicándose en la efervescencia creativa de un patrón convertido en silueta desvaída y repetida.

Las siluetas enlazadas de cromáticos matices atmosféricos, producen a nivel sensorial una atractiva experiencia en las armonías geométricas en las que se abstraen los motivos vegetales en el descubrimiento del misterio del muro semioculto por la insinuante oscilación de las telas que desvelan, más que ocultan, el vitalismo de las masas de color.

Una suerte de dibujar el volumen tanto como el espacio que habita en sus vacíos. Un espacio anímico como el haiku de un mundo globalizado en sus abstracciones y cicatrices que traslada a unas obras que atenúan el quejido de la forma no terminada ante la intensidad irrefrenable de la idea inmediata, al establecer tensiones dinámicas que dislocan las formas y dialogan con el vacío para revitalizar la forma interior, priorizando la estructura de un paisaje fragmentado en los trazados lineales, segmentos e intersecciones y el potencial estático o gravitacional.