Las víctimas

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez MATICES

OURENSE

31 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No me imagino lo que supone perder a un ser querido en circunstancias tan terribles como las que se produjeron en un domicilio de Burgos en la madrugada del 7 de junio del 2004. Que suene el teléfono y que alguien, seguramente un desconocido, te cuente que tu hermana, tu cuñado y tu sobrino de doce años han sido asesinados cruelmente debe ser tremendo; unos segundos en los que la vida da un vuelco y tras los cuales las cosas ya nunca volverán a ser las que eran. Algo se rompe para siempre.

Han pasado diecisiete años desde que los hermanos de Julia dos Ramos vivieron esos terribles segundos y desde entonces lo único que han pedido es justicia. Lo siguen haciendo. Ahora más que nunca, al saber que los investigadores han hecho un nuevo intento por localizar al culpable de la tragedia. La ciencia forense dirá si el coche de las víctimas, que ha pasado los últimos 14 años a la intemperie en la comisaría de Ourense, esconde alguna prueba que pueda ayudar a resolver el caso, pero no hubiera estado mal que los que desean que esto se resuelva se enteraran de otra forma. «Hace tiempo que no sabemos nada, ni qué hace la Policía ni por qué», se quejaba un hermano de la víctima esta semana ante la ausencia de una llamada en la que se les hubiera puesto al corriente de las novedades de su caso.

Cuidar a las víctimas, a las que sobreviven y solo buscan respuestas, debería también formar parte del trabajo de los investigadores. A las familias nadie les va a devolver lo que perdieron, pero saber que no están solas, que hay alguien que no se olvida e intenta saber qué pasó, debe ser reconfortante. Al menos eso.