«Si la Universidad Popular de Ourense se traspasa, dejará de ser lo que fue»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Miguel Villar

Alumnos y docentes piden que se mejore la institución, con 110 años de historia tras de sí

20 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Más de 110 años de vida contemplan a la Universidad Popular de Ourense (UPO), donde dejaron su impronta figuras como Risco y Otero Pedrayo. Ahora, soplan vientos de cambio que amenazan con dar un vuelco al concepto original de la entidad, de competencia municipal. Hace un mes, el alcalde de la capital, Gonzalo Pérez Jácome, anunció que se estudiaban diversas alternativas para el funcionamiento futuro de este servicio, y apuntó a la posibilidad de que sea la Diputación, presidida por José Manuel Baltar, la que se haga cargo de su organización.

Según el Concello, a la Universidad Popular se destina una partida anual de 175.000 euros. «Pero casi el 70 % de esa cifra es aportada por los alumnos, con el pago por la matrícula en cada curso al que se apuntan», indica Aurora Pazos, inscrita por tercer año consecutivo en la UPO. Por cada módulo -este último año se ofertaron 140, el estudiante desembolsa 33 euros que van directamente a las arcas municipales. «Y siempre hay lista de espera, porque tiene demanda», agrega Pazos.

Cada año, a las puertas del verano, desde el Concello se ejecuta una convocatoria a personas y entidades que quieran impartir cursos. Suelen llegar unas 500 propuestas de índole variada: fotografía, cartografía, clases de danza, poda y jardinería... A partir de ahí, y en función de las preinscripciones, se determina a cuáles se les da luz verde. Es, en definitiva, todo un universo de formación, accesible y que en el último año captó a más de 3.000 inscritos. «A mí, y no solo a mí, nos supone una oportunidad de aprendizaje a lo largo de nuestra vida. La sociedad va cambiando, y necesitas adaptarte a esos cambios. En cierta forma, es una institución que garantiza de forma permanente una formación», agrega Pazos, docente que estudia un curso de restauración de muebles y otro de yoga.

Ayer, la Real Academia Galega de Belas Artes trasladó su apoyo a la Universidade Popular para que esta continúe su actividad como hasta ahora. Desde el Concello apuntan a que el alcalde no planteó su cierre, sino «que no le gustaba la denominación actual de la UPO». A este respecto, hay quien tampoco comprende la disconformidad de Jácome. Pepe Quiroga, médico jubilado y alumno de dos módulos de fotografía y roteiros monumentales, señala que la Universidad Popular «tiene más de un siglo de existencia y todos deberíamos estar orgullosos de que se llame así, porque se planteó con la idea de elevar el nivel intelectual de la ciudadanía».

La Universidad Popular está integrada en el área de Educación que controla el concejal Armando Ojea. Sin embargo, el pasado mes de abril, el Concello movió ficha y desligó la entidad de la Federación Española de Universidades Populares (FEUP). «Lo que queremos es que siga siendo lo que es: un derecho. No hablamos de una extensión universitaria sénior, sino de promover la cultura entre los ciudadanos para que participen activamente. Y es una competencia municipal. Si se traspasa, dejará de ser lo que fue», agrega Aurora Pazos.

Concentración en la Praza Maior

La plataforma «Non ao peche da UPO» ha convocado una concentración este viernes en la Praza Maior de Ourense, a las 20.30 horas. «Que alguien se plantee deshacerse de la Universidad Popular es una aberración cultural. Es importante para cualquier ciudad donde se desarrolle, pero incluso más para esta. Para poder acceder a los cursos debes estar empadronado aquí y siempre se mantuvo, gustosamente, por todos los gobiernos municipales. No debe perderse ni su nombre ni su historia», explica Pepe Quiroga.

«Desconozco si es viable o deficitaria, pero es una institución con mucha demanda»

Un mes atrás, y según fuentes del Concello, hubo una reunión entre José Manuel Baltar y Gonzalo Pérez Jácome para hablar del futuro de la Universidad Popular. «Se iniciaron conversaciones y se sigue en ello. Hay que ver, eso sí, si se llega a un acuerdo y en qué desemboca», apuntan las mismas fuentes.

Más allá de las cifras de inscritos de cara a este curso, que la institución es un polo de atracción lo explica, por ejemplo, el hecho de que la alumna más veterana es nonagenaria. «Hay mucha gente de la que tú aprendes cosas», apunta Rosendo Luis Estévez, emprendedor agroecológico que imparte varios módulos de poda, control de plagas y horticultura en el Aula da Natureza del río Miño, en Oira. Estévez no es de Ourense, reside en la comarca do Deza. «Veo lo que está ocurriendo desde fuera y no tengo tanto conocimiento de la política local, así que desconozco si la UPO es viable o deficitaria, pero lo que sí puedo afirmar es que tiene mucha demanda», dice. Es su quinto año consecutivo impartiendo clase y lo valora como una experiencia «muy positiva». «No es el único sitio al que acudo para sesiones de este tipo, y lo que me sorprendió en Ourense es que no te falla ni un alumno. En otros lugares, a veces cuesta formar grupos. Aquí, esa situación no se da», detalla.