Fuga de escape

María Doallo Freire
María Doallo NO SÉ NADA

OURENSE

28 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace poco mi amiga Marti me dijo que lo peor de nosotros mismos lo pensamos nosotros mismos. Es la persona que más sabe de Psicología de todas las que conozco y hablaba, en rasgos generales, de que nadie nos va a juzgar tan severamente como lo vayamos a hacer nosotros. Me conmovió. Porque tiene razón. Llevamos meses observando cómo crece el malestar, cómo la sociedad se empapa de mal humor, pero ahora está empezando a sentirse la autoconciencia. Y en esa parece que también todo mal. Nos queremos menos, nos valoremos menos, nos atacamos más. Marti ayer se lamentaba, con muchísimo pesar, de que fuésemos a estar tres semanas sin vernos. «Es demasiado tiempo. No nos pasaba esto desde que íbamos a la universidad», me escribía. Sí, antes de que se cumpla un año, a ella ya se le olvidó el estado de alarma y su consiguiente confinamiento de más de dos meses. Me entró un poco la risa, la verdad. Porque ya no se trata de cómo nos juzguemos, sino de que nuestras cabezas empiezan a no diferenciar. Puede que sea nuestro poder de adaptación. Sinceramente creo que tiene más que ver con la emoción que Ruth Nóvoa os presentó hace unos días: el «asquío». Pero, con permiso de mi jefa, a la mezcla de asco y hastío le habría que sumar la ansiedad. Es el resultado de tanto estrés sostenido en el tiempo. Pero no queda otra que aguantar. Y, definitivamente, hacerlo bien. Dejar de pensar en trampas, en picarescas, en fiestas... y leer cada día el avance del covid en Ourense. A ver si así. Para los que, como yo, empiecen a «asquiar», el truco está, otra vez, en encontrar las fugas de escape. Salir a (respirar) caminar, engancharte a Lupin, leer Panza de burro o aprender a cocinar. Una copita de vino los findes y mucha música.