Somos lo que tú nos ayudas a ser... una gran familia

Raúl Alfonso FIRMA INVITADA

OURENSE

Santi M. Amil

08 nov 2020 . Actualizado a las 13:48 h.

Qué es la Iglesia? Es esta una pregunta que nos parece correcta y que aparece normalmente en catecismos, libros de religión, publicaciones… El lema de este año en el Día de la Iglesia Diocesana nos hace cambiar el planteamiento: la Iglesia no es, la Iglesia somos. Cambiar la tercera persona del singular por la primera de plural, es cambiar también nuestra forma de comprender y explicar la Iglesia. Un cristiano no puede hablar en tercera persona de la Iglesia como no hablamos de nuestra familia en tercera persona: en la familia somos, en la Iglesia también.

Entender a la Iglesia como familia -familia grande, numerosa; pero familia- nos compromete a cada uno de sus miembros. Igual que no podemos hablar de ella de una forma impersonal, tampoco podemos desentendernos de su vida, de sus dificultades y logros.

Las dos primeras palabras que aprendemos los cristianos para hablar con Dios ya lo dicen todo: «Padre Nuestro». Cuando Jesús nos enseñó a hablar así con el Padre nos graba a fuego en el corazón que somos hijos de Dios; por eso le llamamos Padre; pero, también que somos hermanos; por eso decimos «nuestro» y no «mío». Si los cristianos creemos como rezamos y rezamos como creemos, también podemos decir que así sentimos a la Iglesia: una familia en la que Dios es Padre y los demás son hermanos: por eso nos ocupamos los unos de los otros.

El Día de la Iglesia Diocesana, nos recuerda esto que debe ser verdad todos y cada uno de los días del año: 24/7 (24 horas y 7 días de la semana).

Este año, el ambiente festivo que debería rodear esta jornada de familia, lo hemos cambiado por un ambiente de preocupación, de limitaciones, de distancias que nos obligan a vivirlo de una forma distinta: también así somos familia, arrimando el hombro, llevando adelante las dificultades de todos y cada uno de los hermanos, especialmente las de aquellos que más lo necesitan: las parroquias, con sus cáritas parroquiales y arciprestales y los cristianos con nuestro tiempo y nuestro dinero, estamos construyendo la Iglesia diocesana como ese gran hospital de campaña de caridad que ha tenido que ampliarse en estos últimos meses.

La mejor forma de conocer y experimentar esto es hacer un sencillo ejercicio: acercarse a cualquiera de nuestras parroquias, abrir los ojos libres de prejuicios o ideas preconcebidas y contemplar lo que es la Iglesia. Nos encontraremos con personas que dedican tiempo, dinero, cualidades, recursos propios para ayudar a todos, para hacer que la vida de su comunidad cristiana de referencia pueda ser lo que debe ser.

Pensemos en nuestras parroquias rurales, tantas veces con Iglesias, capillas o santuarios, que son un patrimonio espiritual pero también histórico y artístico de nuestros pueblos: todos conocemos personas que dedican tiempo y recursos a cuidarlos en el día a día, a preocuparse de que estén limpios, decentes para las celebraciones litúrgicas y que no sufran deterioro. En nuestras parroquias de las villas y de la ciudad, otros muchos invierten de su vida en la catequesis de niños y adultos, en los encuentros de novios para preparar el matrimonio, en las visitas y acompañamientos de los enfermos y ancianos, en corales o agrupaciones musicales parroquiales para las celebraciones; hasta los niños colaboran siendo monaguillos y ayudando en las celebraciones litúrgicas.

Así «somos lo que tú nos ayudas a ser», con tiempo, recursos, cualidades, estructuras, hacemos y vivimos la Iglesia como esa gran familia que también acoge a aquellos que aún sin ser de la familia, necesitan ayuda, consuelo y esperanza en estos tiempos. ¡Gracias familia! ¡Gracias Iglesia de Ourense!

Raúl Alfonso es el ecónomo diocesano de Ourense