El covid y sus eufemismos

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE

24 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Aveces nos gusta rodearnos de eufemismos para evitar llamar las cosas por su nombre. Puede suceder por muchos motivos. Hay gente que lo hace para parecer más interesante, otra para darle mayor una apariencia más políticamente correcta a las cosas y también hay quien lo hace para evitar hacerse daño. Eso es lo que entre todos estamos haciendo con el covid, el maldito virus que se está cebando con nosotros desde marzo y, sobre todo, con nuestros mayores. Vuelvo a lo de los eufemismos. Siempre me chirrió aquello de la nueva normalidad, que no era más que una forma de decirnos que nuestras vidas este pasado verano estarían muy lejos de ser lo que habitualmente eran, salvo que fueras un descerebrado que te pasaras la pandemia por el arco del triunfo (y vaya si los hubo). Otro eufemismo que me consume es el de segunda ola, como si de esa forma se le quitara importancia al efecto del virus. Llevamos más de 200 muertes en Ourense desde que inició la pandemia y me da igual que murieran antes o después del verano, porque el dolor de los familiares que apenas pudieron despedirlos es el mismo. No me gusta tampoco lo de si la curva sube o baja, porque hablamos de gente contagiada por el virus, que en el mejor de los casos verá su vida paralizada durante un par de semanas. Sé que es difícil en situaciones como esta llamar a las cosas por su nombre, pero viendo que la gente solo reacciona y se toma en serio las medidas cuando el miedo les atenaza, no estaría de más dejar un poco de lado los eufemismos y los lugares comunes en los discursos.