Asalto a lo Soprano

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE

11 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No se trata aquí de frivolizar con hechos delictivos. Pero no me digan que no hay piezas de la crónica judicial que dan para escribir cuanto menos una canción, como aquella que Sabina le dedicó a una pareja de adolescentes madrileños que robaron un coche para escaparse a ver el mar a Portugal. Acabaron en el cuartelillo y castigados por sus padres. El músico de Úbeda no tuvo reparos en reconocer cuando presentó el disco que contenía ese tema que la fuente original de su inspiración había sido una reseña del suceso en un periódico. Se llamaban Abelardo y Eloísa. En Allariz, hace tres años un amigo de lo ajeno, que dirían los clásicos de las redacciones de antaño, no dudó en usar la fuerza para entrar en un videoclub de la villa alaricana y, según sostienen la fiscalía y la acusación particular, llevarse todo tipo de material del establecimiento, entre los que destacarían las temporadas completas de Los Soprano y de Mad Men -series de las que al parecer era fiel seguidor- además de una televisión de 42 pulgadas para ver con todo lujo de detalles las trece temporadas que suman entre ambas series. Le piden tres años de prisión por un asalto que bien podría firmar alguno de los matones de poca monta de Tony Soprano, el genial protagonista de la aclamada serie sobre la mafia de ascendencia italiana en New Jersey. No me imagino, sin embargo, por mucho que su vida acabara por ponerse patas arriba al publicista Don Draper, del New York de los locos años sesenta, metiéndose en uno de esos fregados tan alejados del mundo de cócteles y vida distraída de aquella época en la Gran Manzana.