Es actitud

María Doallo Freire
María Doallo NO SÉ NADA

OURENSE

18 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La primera vez que escuché góspel en directo tenía quince años. Fue en una iglesia protestante de las afueras de Londres. Yo estaba allí estudiando inglés. En uno de esos cursos organizados para verano que cuestan un pastizal pero son una experiencia diaria. Básicamente la razón de que hoy sepa el idioma. El caso es que lo que vi me fascinó. No por la proyección en la voz, por la acústica que proporciona un santuario de ese tipo, por el ritmo, la melodía y lo pegadizo de los temas que interpretaban o por la emoción que proporciona la unión entre personas, que también. Lo que me puso los pelos de punta fue la vocación que transmitían y la motivación que contagiaban gracias a esa felicidad que se leía no solo en sus voces y en sus movimientos, si no en sus ojos. Lo mismo me pasó este domingo en el Principal. Lo cierto es que tenía plena confianza, e ilusión irradiada, sobre lo que iba a ver. Pero, si es posible, los Spirit of New Orleans superaron mis expectativas. Un coro compuesto por nueve voces y seis músicos que se encargaron, desde el primer minuto en que pisaron el escenario, tanto de disfrutar ellos como de provocar lo mismo en nosotros. Y lo hicieron muy fácil, acompañaron una cantidad enorme de talento con muchas ganas de pasarlo bien. Derrocharon energía, recordaron a los grandes de su lado del charco y convirtieron nuestras palmas en un instrumento más. Por eso me gusta el góspel: porque te transforma, demuestra que la actitud es imprescindible a la hora de movilizar a la gente y, además, hace que te traslades al origen de la cultura de la que mama, en otro lugar y en otro tiempo muy muy lejanos.