Tirarse los informes a la cara se ha convertido en una de las últimas modas de la política local. A cuenta de la aprobación provisional del PXOM, gobierno y oposición se han estado lanzado los sesudos análisis de técnicos de distinto rango y administraciones para darse golpes en el pecho y darse la razón absoluta en una cuestión tan compleja, al menos para el ciudadano de a pie. Y es que lo primero que llama la atención es precisamente la gran capacidad de análisis e interpretación de los informes que tienen los representantes políticas para asegurar con tanta contundencia que algo es legal o ilegal. También llama la atención que colectivos tan amplios y con tantas sensibilidades como el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG) se apresure a enviar un comunicado tan contundente contra la decisión adoptada horas antes por el gobierno del PP. Es curioso también como un partido político se ha afanado incluso en convocar una concentración a las puertas del Concello de Ourense para protestar por un supuesto aldraxe que, por ejemplo, avalan el Consello Consultivo de Galicia o la asesoría jurídica del Concello de Ourense. De todo lo escuchado y analizado estos días, lo único que se desprende es un elevado tufo electoral que ha convertido el PXOM en un arma arrojadiza en las vísperas de la campaña electoral. Y en eso, obviamente, tiene cuota de responsabilidad el PP que ha optado por aprobar provisionalmente un documento vital para la ciudad en un momento tan sensible. Sobre si la interpretación del PP ha sido correcta, ya se posicionará la justicia. El resto, ruido.