Los escarmientos de Natasha Lelenco

tareixa taboada OURENSE

OURENSE

MIGUEL VILLAR

La original estela de «Adopta a un señor importante» se puede ver en la Galería Basquiart

23 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«…sombra armada contra luz armada, escarmiento mortal contra escarmiento, toro sin llanto contra el más valiente». Alberti.

La interesantísima artista moldava Natasha Lelenco presenta en el espacio multidisciplinar Basquiart, dirigido por el también artista Abraham Caride, Escarmentos. Una ingeniosa pirueta creativa en torno a la secuela de aquella exposición que realizó en El Cercano, arriesgada apuesta de Adopta a un señor importante, que daría con los retratos no vendidos en las llamas de San Juan, audaz estrategia comercial y a la vez reflexión sobre la sobrevaloración de los objetos materiales más allá de nuestra efímera trascendencia.

Los Escarmentos son reproducciones de aquellos retratos, convertidos en una pequeña serie numerada, en producto artístico elaborado con mimo personalizado, ya que, aunque la imagen se transfiere de manera casi idéntica al retrato original, es en los acabados realizados a mano uno a uno, en los retoques posteriores de acrílico, en las vetas de la madera que funciona como soporte, donde cada rugosidad, pliegue o nudo hace que el Escarmento desarrolle una personalidad única que lo diferencia de los demás. Establece de esta manera un tratamiento insólito para la obra de arte. Desde un punto de vista social, la obra se democratiza, con una expansión que multiplica su proyección y se abarata por su cualidad de reproducido en serie, como la obra gráfica, desmontando el criterio de la unicidad de la obra de arte y su carácter auratico, y como en el Pop Art, creando obras a partir de otras preexistentes que la artista dota de nuevos significados, cuestionando la finalidad de la obra de arte. El arte como celebración de la humanidad. Accesible al público en general, ajeno a las barreras sociales. La Lelenco crea series miméticas eligiendo el estereotipo descontextualizado como Warhol, transfiriendo el motivo al soporte como artefacto artístico y con un cromatismo eléctrico. Mediante ese proceso de desnaturalización genera una obsolescencia de la imagen anulando su significado inmediato, al descontextualizar sujeto y objeto del cuadro.

Os Escarmentos son atractivas e ingeniosas representaciones visuales de personajes icónicos que se presentan a sí mismos como un exvoto y representan ideas, valores y vicios. Ídolos reducidos al mismo análisis, como estructuras autónomas en una humanización del pecado y del mito y una sofisticación de un clasicismo atemporal de rigurosa calidad expresiva y plástica. Anticipan un espacio inquietante entre la vida y el arte, constituidos por parte de realidad , de gran intensidad vitalista y experimental y una ferviente imaginación, agudo ingenio inteligente e irónico y un excelente dibujo expresivo que remite a los iconos bizantinos en su dimensión expresiva y también conceptual como imagen de culto que ampara bajo su protección. La iconoclastia del Antiguo Testamento prohibía la representación de Dios, desde el nacimiento de Cristo (a su imagen, eikon) su representación con carácter sacro y protector se generaliza y venera por su origen «acheiropoieten» obra no realizada por mano humana.

Los personajes

Las reliquias de Natasha tienen esa expresiva mirada del icono, una obra intelectualizada que representa un modelo al que atenerse. Milagrosos o no, exudan magia o la necesidad de volver a creer en ella. Liberan de su malicia, de su ambición, de sus pecados, con la polivalencia de autoprotegernos de nosotros mismos. Sus personajes, retratados con cierta arrogancia, se presentan con desdén distantes desde la sabiduría que deriva de la aceptación de uno mismo; como arquetipos ególatras desde su ficción remiten a personajes reales, literarios e históricos como Dióxenes, Poeta oficial, Luis, Gran empresario, Staff, Sufrida y trilogías como As Parcas.

Presentan un Realismo mágico con influencias de las Vanguardias y movimientos neorrepresentativos sobre todo en el uso del color, con especial interés por David Hockney u Odilo Redon, las miniaturas, la imagen onírica, las matrioshkas o muñecas rusas, de matices multicromáticos y un acabado en laca y barniz como en las pinturas de esta artista inclasificable y el arte tradicional de los parsunas rusos conjugado con conceptos contemporáneos, alterando el lenguaje, investigando y experimentando; eclecticismo anárquico, irónico, parodia de nuestras virtudes y vicios execrables con una estética atemporal y neoicónica , la incursión en el aspecto psicológico a través de la mirada, sorprendente. Una catarsis emocional para una experiencia única.