Un espacio de trabajo sin límites

edith filgueira OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Álvaro Vaquero

En octubre se cumplirán cuatro años desde que el «coworking» llegó a Ourense

06 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En octubre de 2013 María Santos (1979), Manuel Álvarez (1974) y Martiño Fortes (1988) decidieron abrir las puertas de Magma Espacio, el único de coworking en Ourense. «Nosotros montamos una empresa para hacer proyectos de interiorismo y buscando una fórmula que nos permitiera unir a varias personas en un mismo entorno fue cuando descubrimos el concepto de coworking», explica el más joven de los tres. Aunque, antes de lanzarse a la aventura, visitaron algunos de estos espacios que ya estaban en funcionamiento en Madrid. «Cuando abrimos ya teníamos gente trabajando desde aquí y a partir de entonces se fueron uniendo más empresas», cuenta María.

Martiño confiesa que al principio querían testear si la idea era factible y la gente sería capaz de salir del esquema habitual de despacho, pero cuatro años después no hay margen para la duda. Estas instalaciones de 300 metros cuadrados sirven de lugar de trabajo a emprendedores, autónomos, freelance y pequeñas empresas. Por las mesas y las salas de reuniones de Magma pasan, actualmente, programadores informáticos, diseñadores gráficos, aparejadores, consultores medioambientales, productores audiovisuales, diseñadores de interiores, psicólogos, abogados, periodistas...

«El concepto de coworking se está extendiendo cada vez más pero también se ha distorsionado», explica Manuel. Y es que algunos han llegado a mezclar términos y pensar que en un espacio de este tipo alguien supervisa el funcionamiento de las empresas. «Nosotros prestamos servicios profesionales para que cada uno pueda ejercer su trabajo de la mejor manera posible pero no ofrecemos asesoramiento ni funcionamos como una lanzadera», puntualiza Martiño.

«Hay gente que lleva aquí con nosotros desde que abrimos y eso nos encanta, pero también hemos disfrutado viendo como algunos compañeros se han hecho más grandes y han montado su propia empresa con sus propias instalaciones», comenta Manuel con satisfacción. «Empezamos organizando eventos y ponencias mensuales, pero echamos un poco el freno para intentar que sean el resto de personas afincadas en Magma las que propongan o nos transmitan necesidades», aclara Martiño. Un ejemplo es el grupo de Google GDG Ourense -sin ánimo de lucro y compuesto por desarrolladores de la provincia- que protagonizan una charla al mes para aprender e intercambiar conocimientos y experiencias sobre informática. «Hay compañeros que propusieron catas de vinos y de cervezas y se han hecho, y eso conllevó que nosotros pasásemos a un segundo plano y que los demás movieran sus hilos. Al final, se tradujo en más contactos y conocimientos de los que todos nos podemos enriquecer», destaca María.

La rutina es bienvenida en Magma pero con restricciones: no todo puede ser trabajar. Así que, de vez en cuando se juntan para hacer una escapada rural o irse de cañas. «Es importante el dinamismo interno y generar buen ambiente entre los compañeros», aclara Martiño.

Los fijos, por 165 euros al mes, tienen acceso a Magma los siete días de la semana, las 24 horas, puesto que cada uno de ellos dispone de un código propio para la alarma. También les corresponden tres enchufes, acceso al wifi y a la toma de Internet por cable, taquilla y posibilidad de impresión. Aparte, se ofrece el beneficio de poder domiciliar la empresa en el espacio y recibir la correspondencia allí.

Los que se decantan por la opción flexible -aquellos que solo buscan un lugar para algunos días- tienen permitido el acceso de 09.00 a 20.00 horas, de lunes a viernes. «Los que no pueden permitirse una permanencia o los que no quieren pagar una cuota mensual se decantan por esta opción», subraya María. Y Manuel complementa explicando que en verano viene gente de fuera -japoneses, ingleses, franceses...- que enriquece todavía más el ambiente de trabajo.

El único pero de estos lugares de trabajo puede ser el «ruido». Pero en Magma ya están planificando la creación de algunas salas en las que se puedan realizar videoconferencias o llamadas que requieran confidencialidad. Todo para superar los límites.