El deporte viene acompañado de resultados, nos pongamos como nos pongamos. Aún así, ese rendimiento de alto nivel no se alcanza por combustión espontánea, ni mucho menos es fruto de la casualidad.
El pasado fin de semana se unieron en un enclave tan emblemático como los jardines del Turia casi un centenar de los mejores especialistas del país en ciclocrós, una práctica ciclista enmarcada en la temporada de invierno, con obstáculos naturales y artificiales que obligan al competidor a bajarse de la bici para sortearlos a pie. Pues en pleno Año Nuevo levantino triunfó Galicia y dos jóvenes del Club Ciclista de Maceda.
Alguno todavía se frota los ojos en Valencia, aunque cada vez son menos los que no han oído hablar del trabajo de un club que en su día fue apadrinado por el olímpico José Antonio Hermida. El mismo en el que se crió una de la grandes promesas -ya realidad- del BTT internacional, Pablo Rodríguez. Y la rueda sigue girando.
Iván Feijoo ya fue octavo del mundo en su categoría el pasado enero y por la costa de Levante sopló como un huracán, rematando la faena del oro gallego en el relevo y proclamándose campeón de España júnior. Y el tío, que no se corta, anuncia que intentará dar la sorpresa en su segunda tentativa intercontinental. Carlos Canal, un cadete que incluso mejora los resultados que sus predecesores firmaron a su edad, también regresó con oro del relevo y plata individual -a segundos del imbatible Inguanzo-, por lo que no hay duda de que está en el camino. Y son más, varios más. Las medallas tienen una magnífica base.