Vencedor en la carrera de la vida

OURENSE

miguel villar

Pepe Pavón, ex piloto y  ganador del Rali de Ourense, llegó a lo más alto del automovilismo en los años setenta

12 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pepe Pavón representa la historia viva de la época dorada del automovilismo ourensano. Los años en que Lalao Reverter descubría talentos entre jóvenes pilotos de la provincia. Y entre ellos se fijó en Pepe Pavón, que ya venía destacando en las carreras con coches prestados por amigos. Reverter, fundador de la Escudería Ourense, organizaba el primer rali en el año 1967. En él corrió nuestro protagonista con Ramón Canal como copiloto. El mecenas del automovilismo le empezaría a dejar coches competitivos, como el Alpine o el Porsche 911, con el que fue segundo en el Rali de Ourense de 1969. Un segundo puesto que tuvo un sabor agridulce: «Iba ganando contra profesionales, pero hubo un accidente». Percances, como otro más grave al año siguiente, que no le asustaron ni cortaron su trayectoria ascendente en el mundo del pilotaje nacional.

Empezaba la década de los setenta y un puñado de pilotos compitieron en el circuito del Jarama con coches prestados por Luis Aragonés para una copa promocional de Renault para jóvenes. Pepe Pavón concursó con un R8 y fue el que mejor lo hizo. Se ganó que la fábrica FASA Renault le confiara un modelo R8 de carreras para el Rali de Ourense de 1971 y otras dos pruebas del Campeonato de España y de Europa, hasta que se fundió el motor. La temporada siguiente, Pavón fue fichado como primer piloto de la marca Renault y corrió todo el Campeoanto de España con un Alpine. Eran competiciones de nivel contra Porsches o Seat, como marca oficial.

Sin embargo, Pepe Pavón no acabó satisfecho y en 1973 dejaba de trabajar para la marca, desencantado. Ello no significó que dejara de correr ni que rompieran relaciones. De hecho, Renault le prestó otro coche para correr ese año, un R8 de 1440 centímetros cúbicos de cilindrada.

Un año que pasaría a la historia del automovilismo ourensano, pues fue en ese 1973 cuando por primera vez un piloto ourensano se coronaba campeón del rali de la provincia. Pavón recuerda como fue la prueba: «Recuerdo la dureza. Había un tramo de tierra por encima de Los Milagros. Competía contra el primer piloto de Renault, que rompió».

Tras la victoria, Pavón se retiró aunque todavía en 1974 hizo algunas carreras esporádicas. Con Hispacar y un motor Seat 1430 corrió varias pruebas y lo dejó.

Pero el gusanillo seguía vivo. Dos años después, fundó una escudería con su amigo Manolo Sanjurjo. «Gané alguna carrera, pero a mitad de campeonato me retiré», cuenta con desapego. Alguna carrera como una en el Jarama que Pepe Pavón corrió con el coche de Sanjurjo, a petición de este, que tuvo que renunciar afectado por una peritonitis. Aunque llevaba dos años sin correr y tenía como rivales a pilotos de 16 o 17 años, se acabó imponiendo.

Luego se acabó centrando en su trabajo y en el compromiso con su empresa, con las concesiones de Volvo y Lancia. «Fue en 1972. Supe que se me había pasado mi momento y decidí pasar a otras etapas», explica.

Edad. Nació en Seixalbo, hace 72 años.

Profesión. Tuvo concesionarios de coches y fue piloto de carreras.

Su rincón. Jardines de Pardo de Cela, cerca de donde reside. Ve algo abandonado el mural de Antonio Faílde.

«Echo de menos que haya en Galicia un circuito de karts para que salga gente nueva»

Pavón conducía coches desde los ocho años o antes. Sus amigos empezaron a dejarle vehículos para correr, como un Simca 1000 para una subida a Rairo. En aquellos años, Ourense era un hervidero de pasiones en torno al mundo del motor. En la escena estaban no solo el propio José Pavón sino otros primeras figuras como Beny Fernández o Manolo Sanjurjo. «Había una afición tremenda y un gran compañerismo. En aquellos años se forjó la afición que hay en Ourense, una afición numerosa y entendida».

Además del disfrute y de las victorias, a Pavón el mundo de la competición le abrió puertas profesionales. Obtuvo las concesiones de dos marcas de coches gracias a su experiencia en las carreras, reconoce. Empezó como tasador y vendedor de coches y acabó teniendo su propia empresa con más de una docena de empleados y con clientes en Nueva York, México, Panamá o Venezuela. Era un trabajo que le satisfizo. «Me gustaba, mi familia y yo vivimos de esto y estoy agradecido», expone.

Hoy en día, el panorama es diferente. Las restricciones económicas afectan a un deporte en el que la competencia viene marcada por costosas inversiones. «Ahora las marcas recortan presupuestos y muchos ralis dejan de celebrarse porque estaban subvencionados por la administración y ahora hay otras necesidades. A las escuderías les supone mucho dinero», reflexiona Pavón. Este ya no corre aunque a veces acompaña a algún amigo a alguna prueba de regularidad. Se dejó caer por la praza Maior de Ourense, donde se agrupan los participantes en el rali de clásicos, y la gente le sigue asociando al mundo de las carreras.

«Echo de menos que haya en Galicia un circuito para karts para que salga gente nueva porque se hace en otras partes y sí salen pilotos», demanda Pavón.