Cuando el aula está en el jardín

Marta Vázquez Fernández
m. vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Docentes del Blanco Amor enseñan botánica a los alumnos al aire libre

23 nov 2013 . Actualizado a las 07:20 h.

Profesores de Ciencias de toda Galicia viven estos días intensas jornadas de trabajo en la capital ourensana. La vigésimo séptima edición del congreso de la asociación Enciga (Ensinantes de Ciencias de Galicia), contempla visitas, conferencias, reuniones de trabajo y, sobre todo, la presentación de decenas de comunicaciones, que convierten durante estos días al instituto Blanco Amor de la capital en un hervidero de propuestas para mejorar la enseñanza en el ámbito de la ciencia. Una de esas ponencias corrió ayer a cargo de dos profesores del centro que acoge el congreso. José Ángel Bascoy y Rafael González presentaron a sus colegas un proyecto educativo con el que están consiguiendo que los estudiantes aprendan más, y mejor, sobre la naturaleza.

Para ello, han aprovechado el jardín que se encuentra en el exterior del instituto, al que hasta hace algunos años los alumnos eran más bien ajenos. «En ese jardín tenemos más de 50 especies de árboles, pero vimos que los chavales ni se fijaban en ellos. Si les preguntábamos, no sabían decirnos de qué especie eran o qué tipo de hoja tenían. Parecía mentira, pero así era», explica José Ángel.

Mejores conocimientos

Decidieron, entonces, que tenían que hacer algo y convirtieron ese espacio verde en un aula de botánica. «En esas clases, los chicos y chicas hacen fichas con cada uno de los árboles y luego tienen que examinarse para ver si los conocen», advierte el docente, que constata que gracias a esta actividad ha mejorado los conocimientos de los estudiantes. «Inicialmente, no conocen más que seis o siete especies de árboles, peor luego la mayoría ya pasa a distinguir al menos 25, y hasta se dan cuenta de cuando se les caen las hojas, de cuando florecen, etc.», asegura.

Para Bascoy, esta actividad, que lleva 20 años desarrollándose con los estudiantes de cuarto curso de ESO, ha permitido a decenas de alumnos conectar con la realidad y aprender «mucho más que en una clase teórica», si bien lamenta que el aumento de horas lectivas y la acumulación de trabajo que recae sobre los docentes del instituto, pueda hacer que este curso haya menos horas de laboratorio para seguir impartiéndola.