Fue el jugador que, en Gijón, con el Celta, metió a Mostovoi en el campo a pescozones. Cuando perdimos la final de copa en el Manzanares, después del fallo de Alejo, Patxi se acercó a nuestra grada para agradecernos el apoyo; tenía los ojos llenos de lágrimas. ¿Por qué un legionario del fútbol se emociona por los colores de un club? Porque es un tipo legal, de los que sudaban la camiseta; nunca robó el jornal; lo sudó bien sudado.
Él, así como los futbolistas rusos Karpin y Mostovoi, fueron los emblemas del mejor Celta de Vigo de toda la historia. Ahora viene a entrenar al club de mi ciudad por cinco míseras monedas. ¿Qué le motiva? Es un ganador y como inculque a los jugadores el 10% del coraje y pundonor que él ponía, CD Ourense puede cambiar la trayectoria deplorable de los últimos años.
Si acaban de limpiar la directiva; si le exigen a los políticos (solo eso) que tenemos derecho a unas instalaciones dignas, donde para ir a orinar no haya que ir regateando telarañas; si recuperamos el fútbol para los futboleros; si la directiva entrante no tiene otras miras ni otros horizontes; si gestionan el club como empresarios y no como burócratas; si recuperan a gente que sabe y que capta dinero. Si se cumple todo eso, el fichaje de Patxi alumbraría una luz; una luz en el túnel, pero una luz.