Una reflexión sobre la muerte

OURENSE

12 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

o voy a escribir sobre la campaña ni sobre ningún otro aspecto de la actualidad que pueda tener una lectura política. Y conste que tal cual andamos de entregas de diplomas, quejas de funcionarios, obras y estrenos, muy poquitas cosas quedan sin tufillo a urna. Pero alguna hay: la muerte. Fue el tema de una conferencia de la psicóloga Beatriz Rodríguez a un público cercano, por pura estadística, a esa realidad ineludible. Decía ella en una entrevista en La Voz que los mayores de hoy afrontan mejor esa realidad y también el proceso de duelo por seres queridos, de lo que lo haremos las generaciones posteriores. Entre otras cosas, achaca esa peor actitud frente al desenlace a nuestra falta de preparación para el sufrimiento. Es cierto que las condiciones económicas y sociales de nuestros abuelos poco o nada tienen que ver con las de quienes nacimos en las últimas cuatro décadas, pero también creo que hay un proteccionismo exagerado. Intentamos evitar cualquier contacto de los menores con sentimientos de tristeza o frustración. Tenemos demasiado miedo a traumatizarlos: pocas veces les negamos algo y les mentimos hasta cuando se les muere la tortuga. El problema es que si no aprenden (aprendemos) que la vida tiene inconvenientes y reveses que hay que asumir, posiblemente serán demasiado débiles para afrontarlos cuando lleguen y su angustia será mayor frente al desenlace (suyo o de sus allegados), pero también en otros episodios difíciles de la vida.

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