De hecho, sus plublicaciones sobre organización de archivos históricos provinciales, sus estudios sobre los documentos de archivo y sus agrupaciones, y su manual de archivos familiares, son hitos de referencia para los archiveros españoles, como lo son sus aportaciones al conocimiento y organización del archivo histórico provincial de Ourense que dirigió durante veinte años (1969-1989), lo que nos ha llevado a algunos a solicitar que este centro lleve su nombre, como se ha hecho en otros casos para honrar su memoria. No sólo por motivos sentimentales, sino como justo reconocimiento a sus aportaciones al conocimiento histórico de su provincia, y a su muy valiosa aportación intelectual al campo de los documentos y los archivos, no sólo gallegos. Naturalmente podría extenderme glosando las más significativas sobre el catastro de la Ensenada, la Desamortización, protocolos notariales, etc., etc. pero no hace falta. Sus méritos han sido públicamente reconocidos por la Academia Gallega y ha sido la primera mujer en ser admitida en este cenáculo del saber. Y la asociación de archiveros, bibliotecarios, museólogos y documentalistas, Anabad, en el 2006, le tributó un homenaje en el que tuve la honra de participar.
Su capacidad de trabajo, su disciplina intelectual, y su afición a la investigación, la mantuvieron activa hasta poco antes de su fallecimiento. Quince días antes de ocurrir éste, todavía era capaz de explicarmen con todo tipo de detalles sus aportaciones al estudio colectivo de la comarca de A Limia, los señoríos eclesiásticos y nobiliarios de esta zona y los datos que había utilizado en el estudio socioeconómico de este territorio al tiempo que me señalaba los puntos que había de desarrollar para cubrir determinados vacíos documentales.