Aprender a leer con las manos

OURENSE

Yolanda, una niña de seis años, sigue las clases en el colegio Divina Pastora al mismo ritmo que sus compañeros gracias al sistema de lectoescritura braille

21 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Hay ciertas cosas que Yolanda tiene en común con los demás niños de su clase de Primaria, en el colegio Divina Pastora. Al igual que sus compañeros, lee y escribe con fluidez y resuelve las temidas matemáticas. Como a muchos de sus compañeros le gusta jugar en el recreo y, como ellos, cuenta las horas para empezar a disfrutar de sus vacaciones.

Lo único que la distingue de los demás es que Yolanda es invidente y que, en vez de usar bolígrafo y libreta, utiliza una máquina Perkins. El ábaco, las tablas de sumar o el estuche de cálculo cuentan con adaptaciones para poder manejarlos al tacto y los cuentos, además de estar escritos en braille, tienen grandes dibujos en relieve.

Yolanda es el eje central de una actividad coordinada al milímetro entre la tutora del curso, Nieves Rodríguez, las profesoras de apoyo, la ONCE y la familia de la niña, que también aprende braille para poder ayudarla en casa a estudiar o con los deberes. Todos saben qué es lo que hacen los demás y cuáles son las necesidades de Yolanda.

La pequeña entró con cuatro años en el colegio Divina Pastora y desde entonces ha estado integrada en una clase con niños videntes, con el apoyo de profesoras especializadas y las clases de braille que, a día de hoy, la han convertido en una persona con un alto grado de autonomía.

Según explica una de sus profesoras de apoyo, Adela González, «empezou a aprender desde o primeiro momento e iso é o que fixo que agora teña un dominio importante, aínda que precisa apoio a nivel individual. A medida que se consolide a súa autonomía, precisará de menos apoio».

Las clases transcurren para ella como para los demás niños, solo que ella necesita del dictado de lo que sus compañeros ven en la pizarra y hay ciertas actividades, como completar dibujos, que no puede hacer, aunque cuenta con actividades paralelas, adaptadas a su discapacidad visual. Según explica Adela, «no que máis problemas hai é no que respecta á representación mental das cousas. Necesita tocar, pero é que hai cousas abstractas que non se poden tocar, ou cousas que non están ao noso alcance. Esa é a maior diferencia con respecto aos outros nenos».

Por lo demás, Yolanda tiene sus preferencias, como los demás alumnos: «O que máis me gusta é a lingua galega e o que menos as matemáticas. Gústanme moito os contos e xogar no patio ao pilla e a saltar á corda, pero prefiro darlle a saltar».

Integración y normalidad

Y si para los demás es sorprendente verla leer con las manos y escribir con la máquina Perkins, para ella es lo más natural. Explica que las letras son puntos y que cada punto tiene un número que se corresponde con cada una de las seis teclas de la máquina. Combinando números, o teclas, se obtienen letras, números y signos de puntuación: «A letra A é o un. A letra E é o un e o cinco. A letra I é o dous e o catro...».

Todos los profesores del centro destacan la gran capacidad de adaptación de Yolanda. Explican que se mueve con total autonomía para subir y bajar al recreo o al comedor, así como para moverse por la clase y entrar y salir del centro.

Los demás niños asumen su invidencia como algo totalmente natural. A nadie le molesta el ruido de las teclas de la máquina o el hecho de que ella lea en braille en voz alta constantemente, para no perder el hilo mientras los demás niños lo hacen por turnos.

En el recreo, es una persona con la que todo el mundo cuenta para jugar y si por alguna circunstancia se despista, son sus compañeros los primeros en indicarle dónde se encuentra.

Todos ellos, gracias a la normalidad generada por un trabajo colectivo, son el vivo ejemplo de la integración.