La comisión para preservar la arquitectura de la ciudad de Nueva York ha incluido en su lista de edificios singulares cinco inmuebles que por sus características, estilo y origen merecen ser conservados con especial interés. Uno de ellos es el Webster Hall, famosa sala de fiestas neoyorquina, situada en la East 11th Street, y por la que han pasado personalidades de la música desde los años sesenta hasta la actualidad. Pero detrás de este singular edificio de ladrillo rojo hay más historia, y además gallega.
El Webster Hall fue adquirido en 1969 por la Unidad Gallega, formada por los ciudadanos que emigraron a América tras la Guerra Civil, procedentes del Frente Popular Antifascista Gallego. Esta comunidad compró el emblemático edificio, diseñado por Charles Rentz y construido en 1896. Los gallegos contaban allí con un espacio donde celebraban eventos, un centro de reuniones y un restaurante; además, en un anexo del edificio se instaló el club de rock Ritz. En 1990 este espacio musical recuperó su nombre tradicional, Webster Hall y, cuatro años después, los gallegos de Nueva York decidieron trasladar su sede al lugar donde se encuentra en la actualidad la Casa de Galicia, en la avenida Astoria. Pero el histórico espacio que ahora ha reconocido el Ayuntamiento de la ciudad sigue siendo propiedad de la asociación.
Con una conocida repisa exterior -que fue incluida al diseño original en una reforma de los años noventa-, este edificio forma parte de la historia de la noche neoyorquina. Conocido lugar de encuentro de la comunidad homosexual, por su escenario han pasado artistas como Duke Ellington, Louis Armstrong, Frank Sinatra, Elvis Presley, Julie Andrews, Harry Belafonte o Ray Charles. También Tina Turner, Eric Clapton, Prince, Sting, B.?B. King o Guns N' Roses han dejado su huella en un espacio, que hoy sigue siendo uno de los lugares clave para escuchar música en directo. Y además sigue formando parte del patrimonio de los gallegos de Nueva York. La Galicia de la Gran Manzana es una de las asociaciones más activas de entre los centros de emigrantes de la comunidad que hay repartidos por todo el mundo. Cuenta con más de mil socios y tienen en su patrimonio hasta tres edificios, uno de ellos histórico.