¿Por qué Galicia converge en riqueza con España?
OPINIÓN
La reciente publicación del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre la renta regional de España analiza el nivel de convergencia en términos de riqueza —medido en PIB per cápita— de las regiones españolas, y el caso gallego es ciertamente llamativo. Galicia lidera este apartado desde llegada de la democracia a España, acelerándose además este proceso desde el año 2000.
En 1975, el PIB per cápita de Galicia solo llegaba al 73 % de la media de España, se encontraba en el grupo de las regiones más pobres con Andalucía, Canarias o Extremadura. En el año 2000 subió ligeramente hasta el 78 %. Pero a lo largo del primer cuarto de este siglo el ascenso ha sido vertiginoso: según el INE, con datos del año 2024, Galicia ya se encuentra prácticamente en el nivel medio de riqueza, 92,3 %. Aunque las regiones pobres están ahora más cerca de la media, Galicia es la única que abandona dicho grupo y sitúa su renta en prácticamente la media de España.
Esta convergencia no viene de un mayor crecimiento económico: Galicia crece en PIB de manera similar a España en largo, medio o corto plazo. Nuestro hecho diferencial es la población. Galicia lleva casi 70 años con la población estancada en 2,7 millones de personas, frente a España que aumenta un 30 % desde 1975 y más del 20 % desde el 2000.
Desde 1975, el PIB de Galicia y España en términos reales ha aumentado casi tres veces, en España con más población y más gente trabajando. Galicia consigue lo mismo con la población estancada e incluso menos gente trabajando. En Galicia, el PIB per cápita se dispara por el denominador de la ecuación, la población, que, al mantenerse plano, aumenta la ratio.
¿Cómo es posible generar cada vez más riqueza con la misma población? En primer lugar, aquí ha existido siempre una estabilidad sociopolítica elevada, entorno estable y esperable para la empresa que favorece la inversión y el crecimiento. Galicia cuenta con una economía muy diversificada y un sector primario que aporta mucho valor añadido (carne, leche, pesca, forestal...). Un sector primario que se convierte en sector terciario a través de la industria conservera y congelación, a través de los productos lácteos, a través de la madera y pasta de papel. Asimismo, Galicia ha dispuesto siempre de una entidad financiera propia, algo que favorece la inversión autóctona.
En segundo lugar, Galicia se apoya en dos ejes económicos que concentran la mitad del PIB y el 70 % de la facturación de sus empresas: las áreas de Vigo y A Coruña. Son un modelo de éxito y dinamismo, aumentado su peso en la economía gallega e impulsando el crecimiento global. En el caso coruñés, además, han irrumpido con fuerza dos protagonistas clave: el gigante textil lnditex y el pujante sector digital. Inditex se ha convertido en la primera empresa de España en capitalización bursátil y el sector digital o TIC (tecnologías de la información y comunicación), de la mano de la propia Inditex y de Abanca, es uno de los cinco más importantes en empleo y facturación de España.
La última pregunta es si esta actuación económica de Galicia seguirá en el futuro. La respuesta es que hay grandes retos. No es adecuado que la población de Galicia se estanque, es algo que le sucede a todo el noroeste español, pero hay que reforzar el modelo para que genere riqueza y también población.
La clave es consolidar lo que hay y buscar nuevos sectores. En el norte, Inditex está en fase madura, los crecimientos exponenciales de estas décadas serán complicados de mantener, aunque su sector digital sí puede seguir en estos crecimientos. En el sur, el sector de la automoción europeo afronta grandes amenazas ante el gigante chino, pero es la fábrica más productiva de España y debe aprovechar la oportunidad de la electrificación.
Y Galicia cuenta con la oportunidad del sector energético: la eólica y el refinado verde, con acceso a los fondos europeos, debe ser un nuevo vector de crecimiento.