Los abuelos son claves en la crianza de un niño. Hoy, buena parte de ellos llevan a sus nietos a la guardería, los recogen, les dan de desayunar, comer y merendar, dadas las complicadas vidas laborales de sus progenitores. Son imprescindibles hasta que dejan de serlo: un buen día, un litigio entre los padres y se acabó el contacto entre abuelos y nietos. Una denuncia, orden de alejamiento del padre hacia la madre y existen muchas posibilidades de que prohíban al padre contactar con el menor, lo que implica tácitamente que los abuelos paternos tampoco puedan hacerlo.
La violencia machista es uno de los males de nuestra sociedad. Cualquier normativa para evitarla debe ser bien recibida. Un maltratador condenado es lo peor. Un maltratador condenado y no un presunto maltratador que al final resulta absuelto. Pero los abuelos no tienen culpa de las tropelías de su hijo. Y los nietos tampoco. El artículo 160.2 del Código Civil recoge que no podrán impedirse las relaciones de los menores con sus abuelos, lo cual avala la jurisprudencia del Tribunal Supremo, pero habría que presentar una demanda, esperar un año y que les permitan un exiguo régimen de visitas.