Pájaros literarios

Eduardo Riestra
Eduardo riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

ADRIAN SANTASMARINAS

06 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El primero es un gorrión, urbano, gris, impaciente. Se titula Empujar el sol, y allí su autor, Dioni Porta, que es librero, lector y caminante, se ocupa de tres ancianos, dos mujeres y un hombre. Es pues una novela geriátrica. El hombre ama a una de las mujeres, su mujer, y detesta a la otra, su cuñada. Y vive la vida como un personaje de Aldecoa. Pero es una novela luminosa, carente de los tópicos recurrentes. Los tres altosexagenarios son listos, cultos y, sobre todo, normales. Y la prosa en que los narra es perfecta, con fino sentido del humor, sin aspavientos. Y termina con un elegantísimo canto a la vida, «e la nave va». Es una novela que asoma el pico entre la maleza —nunca mejor dicho—, para reconciliar al lector con la lectura.

 La otra es una tórtola turca —que son las que sobrevuelan los magnolios de nuestros jardines— y se titula El gran ensueño. Su autor es un coruñés enfermo de Proust. Se llama Celso Castro, y su universo es su ciudad, la mía. La del Orzán y el Obelisco. La del Relleno y la Carrera. Celso tiene al lector pasmado desde hace muchos años, y lo trata con amable rigor literario. Además es enemigo de las mayúsculas, qué le vamos a hacer. Pero en este libro destensa un poco la tanza para dejarnos —ciprinos en el estanque— disfrutar de su brillante sabiduría literaria bajo el sol de julio. Ahora usted, amigo lector, que se va de verano, debería pensar en meter uno de estos libros en la maleta. Aunque al final no lo abra, como la caja de preservativos. O tal vez sí.