Álvaro Pombo y el tocino blanco

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

El escritor Álvaro Pombo, Premio Cervantes 2024.
El escritor Álvaro Pombo, Premio Cervantes 2024. J.J.Guillen | EFE

18 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La rueda de prensa que el escritor Álvaro Pombo ofreció el pasado miércoles en la Academia Española, que es su casa, fue absolutamente deliciosa. Explicó a los plumillas, ganados ya a la causa desde el inicio del acto, que se gastará el dinero del Premio Cervantes con parsimonia. También calificó al autor del Quijote —con mucho cariño— de «pringao».

Yo conocí a Pombo cuando me lo trajo Óscar Esquivias, que tanto lo quiere, al Hotel de las Letras de Madrid, donde presentábamos la novela Inquietud en el Paraíso, escrita por él y publicada por mí. De esto hace casi veinte años. Recuerdo que la intervención de Álvaro —que traía el libro tan destrozado que parecía que le había pasado la rueda de un camión por encima— fue un disparate apoteósico. Pombo, no cabe duda, es, como lo era por ejemplo Jorge Edwards, un autor que está por encima de su obra. A su obra, ya lo habrán leído ustedes, le falta sustancia, como a los garbanzos sin tocino. Pero Pombo es la pasión contagiosa por la literatura y la filosofía, por Cervantes, por Aristóteles y por Platón.

Yo no creo que Cervantes haya sido un «pringao». Es verdad que lo esclavizaron cinco años en Argel y lo encarcelaron unos meses en Sevilla. Pero acabó escribiendo el Quijote. Y esa no es obra de «pringao» alguno. Lo es de hombre sabio que se ríe del mundo en que le ha tocado vivir. Un poco como Álvaro Pombo, un hombre peculiar y exuberante, autor de una obra sin tocino, ligado ya de por vida, la que le quede, al nombre de Cervantes.