El sacrificio de A Ruña

Juan Ramón Vidal Romaní LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

Alvite

04 oct 2024 . Actualizado a las 12:14 h.

El río Xallas, con una superficie de 528 kilómetros cuadrados y un eje de drenaje de 41,5 kilómetros de largo, tiene unas dimensiones desproporcionadas para la cantidad de embalses hidroeléctricos que acoge: A Fervenza-Baiñas (103 hectómetros cúbicos), A Ponte Olveira (1), Castrelo (104) y Santa Uxía (18). Tal cantidad de embalses para un río tan breve puede parecer una exageración, pero no. La explicación está en los 590 metros de desnivel máximo entre la parte alta del río y el nivel del mar, lo que supone una gran energía potencial para el agua acumulada sobre el relieve O Pindo-A Ruña-Santa Comba cuando las masas de aire húmedas procedentes del Atlántico chocan y se condensan en forma del río Xallas, que desemboca en la ensenada de Ézaro. Desde un punto de vista comercial significa una producción de energía máxima con tan solo una condición: poner a bajo coste el agua en la parte mas alta del relieve de las cumbres Pindo o A Raña, con relieves medios entre 300 y 400 metros, y dejarla caer hasta el mar. Y eso, para empresas sin empatía hacia Galicia, es una máquina de fabricar dinero.

En Galicia, a pesar de los que tratan de asustar a la gente con lo del cambio climático y la sequía, nunca ha parado de llover en los últimos 100 millones de años. La prueba son los magníficos cauces excavados por sus ríos, desde el más pequeño (Mero) hasta el mayor (Sil-Miño), que es el río mas largo de Galicia. Y de ahí que Franco, hace ya casi un siglo, cediera el aprovechamiento de los ríos a particulares, aunque en el caso del Xallas fuera una empresa catalana, con sede en Cornellá de Llobregat, a la que en 1897 se le ocurrió construir el embalse de Fervenza, inaugurado en 1900, con cuya energía la Sociedad Española de Carburos metálicos fabricaba carburo de calcio (un producto insólito en Galicia, donde no hay ni carbono ni calcio) para las soldaduras metálicas. Y ahí empezó la historia, porque aunque el Xallas, tan solo con Fervenza, producía energía eléctrica suficiente para la instalación de Brens (Cee), la que sobraba se distribuyó por la zona bajo las siglas de Electra del Jallas S.A., que llevó la luz a la comarca antes de que llegara la empresa Fuerzas Eléctricas del Noroeste Sociedad Anónima (Fenosa) y se hiciera cargo del suministro (comprando la energía a Electra del Jallas).

Pero no acabó ahí todo, pues la evolución hacia las llamadas energías renovables hizo que en los últimos años gran parte de los relieves de la zona se hayan visto ocupados por una densa plantación de molinos eólicos que producen energía con el viento que, además de traer la humedad para el Xallas desde el Atlántico al chocar con los relieves de Ruña-Pindo y aterrizar en la meseta de Santa Comba, mueve las aspas de los aerogeneradores. De esta forma, 528 kilómetros cuadrados de relieve se convierten en un generador de energía eléctrica y dinero que, como es lógico, no se queda en la zona, por ejemplo, para producir energía eléctrica más barata o gratuita para unas industrias que no existen, ni para las poblaciones de la zona, que la pagan incluso a un precio mas alto que las industrias que la consumen lejos del lugar de producción, pues esta últimas son clientes especiales que por su elevado consumo de energía tienen rebaja.

Pero pasemos a hablar del sacrificio de lo que supone este récord energético, y de ingresos, para las arcas de las empresas propietarias, por supuesto todas extranjeras. La ocupación de la cuenca del Xallas ha significado una pérdida de patrimonio natural geológico que no solo pertenece a los habitantes del municipio de Mazaricos, sino a toda Galicia y a toda España. Desde la rotura de Pangea, hace 200 millones de años, que es desde cuando los ríos que recorren Galicia desembocan en el Atlántico, se empezó a formar el valle fluvial del Xallas, que en sus 41,5 kilómetros de largo tiene varias singularidades: ese cauce angosto y encajado, bajo cuya protección se refugió la devesa de Anllares y la desembocadura del río en el océano Atlántico, en la magnífica fervenza de Ézaro, ahora vampirizada por los embalses hidroeléctricos, y que solo puede verse cuando la ingeniería no puede retener el agua que se ve obligada a dejarla caer al mar. Y no sin riesgos, porque es en esos momentos cuando se incrementa el peligro de derrumbamientos de ladera, que caen sobre la pasarela construida para que los turistas puedan ver el espectáculo.

Algo sin embargo tan valioso, o más, que esto se pretende destruir con ese obsesivo y codicioso aprovechamiento del pobre río Xallas: un glaciar rocoso que funcionó durante mas de un millón de años en la cima aplanada de A Ruña, donde la combinación de un tipo de granito, muy foliado, con el frío y la humedad durante las épocas glaciales del Pleistoceno provocó una gran acumulación de nieve de unos 50 metros de espesor y una actividad periglacial en la vertiente sur de A Ruña, que se ha preservado hasta nuestros días como una espesa acumulación de gelifractos que se convirtieron en breves flujos de nieve y rocas con características extraordinarias. En cualquier lugar civilizado serían objeto de cuidadosa conservación por ser una patrimonio geológico para Galicia y para España. La construcción de un depósito de agua sobre A Ruña, para una de esas fatídicas centrales de bombeo que se les ha ocurrido distribuir por toda Galicia a los inventores de las renovables, va a suponer el mismo resultado que sería liberalizar la explotación de canteras en O Pindo, que, no hay duda, también daría muchos beneficios a los enemigos de Galicia.

Visto desde las alturas del monte Costa Grande, en Muros, la cresta de O Pindo y A Ruña parece el lomo de un toro de lidia adornado por las banderillas y los puyazos para debilitar al animal. La construcción de esa central de bombeo sobre A Ruña va a ser como el puñal de descabello con el que se sacrificará finalmente el Xallas mártir en que se va a convertir este viejo río de 100 millones de años de edad.