Acabamos de tener unas mareas de récord. Buen momento para recordar que la explicación de ese fenómeno fue dada por Isaac Newton en 1687, en su famoso libro en el que enunciaba la ley de la gravitación universal. Gracias a él sabemos que se producen por la atracción que sobre el agua ejercen la Luna y la Tierra, en un juego que no es tan trivial como parece. Aunque el Sol tira de nosotros unas 175 veces más que la Luna, el efecto de marea creado por la Luna es más del doble que el creado por el Sol. ¿Cómo es eso posible? Cuando la Luna esté justo encima de nuestras cabezas, el punto que pisemos será el que sufra mayor atracción lunar (por ser el más cercano a ella en ese momento), y nuestra antípoda el que sufra menor atracción (por ser el más lejano). Por así decirlo, ese punto que pisemos estará siendo más atraído de lo que le correspondería, y tenderá a caerse hacia la Luna. Y el de las antípodas, al estar menos atraído, tenderá a escaparse de la Luna. Así, en el fenómeno de las mareas se producen dos chichones de agua: uno en el punto más cercano a la Luna y otro en la antípoda. Y lo mismo para el Sol, claro, aunque con menos intensidad, porque está 400 veces más lejos que la Luna y esa diferencia entre un lado y la antípoda se nota menos. Por cierto, aunque la Tierra da una vuelta sobre sí misma en 24 horas, tras su giro no encuentra a la Luna en el mismo sitio (porque esta se ha movido: la Tierra tiene que girar 50 minutos más para pillarla donde estaba el día anterior) y por eso no tenemos las mareas siempre a la misma hora.