Cataluña y el dinosaurio

OPINIÓN

AYUNAMIENTO DE MORELLA | EUROPAPRESS

01 oct 2023 . Actualizado a las 10:07 h.

Mientras el fiasco de Núñez Feijoo se consumaba de acuerdo con todas las previsiones —de forma que incluso Rappel hubiera podido acertar—, se hacía pública la noticia del descubrimiento en Morella, Castellón, de un dinosaurio de hace ciento veintidós millones de años. Un individuo descomunal cuya altura podría haber alcanzado los diez metros y su envergadura con creces la de Oliver Hardy o la de Orson Welles, por poner algunos ejemplos. Y ahora surge el mayor interrogante: ¿era ese bicho español? ¿Era natural de la comunidad autónoma de Valencia y, por tanto, paisano de la dama de Elche? ¿Qué hacía ese gran lagarto por Morella?

Yo de los dinosaurios, aparte de las películas de Spielberg, conozco a Dino, el que tenían de mascota Vilma y Pedro Picapiedra; pero de los buscadores de huesos conozco algo más secreto. Una deliciosa novela de Benito Lynch publicada en Buenos Aires en 1924 que narra la llegada de un tal James Gray, joven paleontólogo inglés bastante ingenuo, a una laguna de la pampa argentina en busca de huesos de dinosaurios y, con ella, el amor y la tragedia. Una novela costumbrista de la que ya nadie se acuerda.

Los dinosaurios tienen el mismo efecto —pero con mucho más aparato— que la cantinela que el esclavo que mantenía sobre la cabeza de César la corona de laurel en la cuadriga le iba declamando al oído: recuerda que eres mortal. Porque yo sospecho que cuando lo del bicho de Morella, hace tantos millones de años, España aún no existía. De Cataluña no estoy tan seguro.