Que el dinero llama al dinero es conocido. Que la fama multiplica la fama es evidente. Piqué ha triunfado con la primera experiencia de deconstruir el fútbol y aproximarlo a las pantallas de los móviles y los ordenadores. La Kings League, que llenó el estadio del Barcelona, es una copia degenerada que aquella liga con jugadores veteranos que se jugó durante unos años sin tanto éxito y que se diluyó sin más. Aquellos ex futbolistas, con sus barriguitas, ventrudos, jugaban con las camisetas de los clubes tradicionales en polideportivos, pero la experiencia no cuajó.
¿Cuál es el cambio? El formato va mucho más allá. Parte del fútbol y el fútbol sala, o el futbito de las pachangas que conocemos y practicamos todos, pero solo como sucedáneo. Está de forma muy hábil contaminado por el vértigo de hoy en día. Está totalmente adaptado a las plataformas digitales y a su sentido del espectáculo. Incluso las normas se varían con golpes de efectos típicos en cualquier videojuego. De ahí la pegada entre la chavalada. Son dos tiempos de 20 minutos y en el minuto 18 se tira un dado que dicta con cuántos jugadores se termina ese tiempo. Los equipos pueden recurrir a una carta extra, típico también de los gamers. Todo muy afín al mundo de la inteligencia artificial que se nos viene encima.
Pero Piqué no es nada tonto. Y aplica la otra inteligencia, la natural. Roba de un lado y del otro. Se adapta a lo digital, pero maneja los hilos con sus manos. Utiliza todos sus contactos para vender el producto, que comparte con su compadre Ibai Llanos. Lo explotan en Twitch, pero no dejaron de calentarlo durante toda la semana en los medios tradicionales, con entrevistas de Piqué en prensa y radio para vender su moto trucada. Piqué, que está de vuelta de todo, diría que está hasta de vuelta de sí mismo, se prestaba en las apariciones públicas a hablar de Clara Chía y de lo que hiciera falta, para que los medios en teoría serios picasen y le diesen el espacio necesario para que la surrealista final four de la Kings League fuese un hit. Es el algoritmo de la inteligencia artificial y la natural dándose la mano.
¿Va a matar al fútbol como lo conocemos? ¿Quién lo sabe? Si nos dicen hace unos años que todos íbamos a ir hasta al baño con un móvil en la mano, ¿quién lo hubiese creído? Si sales de casa sin batería, es peor que hacerlo sin cabeza. No se rían por si acaso de El Barrio, el primer campeón de este formato. El fútbol convertido en una rave.