Solo no es no, ¿o no?

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Ricardo Rubio | EUROPAPRESS

14 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Parece claro que el PSOE se ha hartado de soportar la imposición podemita del «solo sí es sí» y su secuela de reducciones de condenas y excarcelaciones de delincuentes sexuales (como consecuencia de la nueva tipificación de delitos en la ley). La portavoz socialista Andrea Fernández expresó en el Congreso su hartazgo ante las perspectivas inmaduras de Unidas Podemos e impuso su reforma con el apoyo del PP, Ciudadanos y aliados minoritarios. Había llegado la hora de un pulso que Sánchez había demorado demasiado, con consecuencias que quizá ya estimaba preocupantes.

¿Estábamos ante una fractura entre el PSOE y Podemos? No, porque los podemitas ni siquiera se plantearon salir del Ejecutivo. Muy por el contrario, lo que han querido es dejar clara su posición y reforzar su identidad política, con el propósito de clarificar la frontera con los socialistas.

¿Cuáles son las consecuencias reales de esta aparente ruptura? La primera es que no habrá ninguna ruptura —al menos, a corto plazo— y la segunda es que el PSOE ya no podía seguir entonando la melodía del «solo sí es sí», que estaba empezando a tener un coste político para Sánchez y los suyos. Así se explica que el PSOE haya exhibido su poder de no plegarse a sus socios, y que Yolanda Díaz haya asegurado que «nunca debimos llegar hasta aquí».

La realidad de que el debate fue agrio debe conciliarse con la perspectiva de que tenía que producirse antes o después. Porque lo cierto es que se venía demorando y que los diques de contención acabarían cediendo, por más que algunos políticos como Yolanda Díaz se lamentasen y aseguraran que «nunca debimos llegar hasta aquí», cuando llegar hasta allí ya se había vuelto inevitable. Lo cual no romperá la coalición, pero sí deja clara la realidad política en que se basa. Y si no, que se lo pregunten a Pedro Sánchez, que no busca una ruptura, sino una clarificación de poderes, responsabilidades y actitudes.

De esta suerte, al «solo sí es sí» le sucede otra forma de convivencia y entendimiento que puede empezar por un «solo no es no» para derivar muy pronto en una fórmula alternativa más simple y menos problemática con vistas a seguir en el poder.

Mientras tanto, el PP está dando pasos hacia la paridad entre hombres y mujeres, enarbolando así la bandera del feminismo. Porque está claro que todo se mueve y que en el horizonte se perfila una dura lucha electoral. Y todos quieren comparecer en la cita con las mejores armas políticas para conseguir la victoria. Porque, también en este territorio, «solo no es no». Queda claro que no corre riesgo la coalición PSOE-Podemos. Habrá tensiones, pero no habrá ruptura. Porque en esto consiste el «solo no es no» de un Gobierno con una mala salud de hierro. Mientras tanto, Feijoo vigila y espera.