Habilidades de Sánchez

OPINIÓN

Photogenic / Claudia Alba | EUROPAPRESS

23 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Es como si el presidente Sánchez estuviese percibiendo que ha sido descubierto por una ciudadanía que recela de sus discursos y de sus continuos gestos de perplejidad ante lo que dicen quienes lo critican o le formulan preguntas incómodas en el Congreso. Su cara se convierte entonces en un verdadero poema. Su gesto predilecto es el de quien se pregunta perplejo: «Y esto ¿qué tiene qué ver conmigo?». Porque Sánchez ya nos ha acostumbrado a que él solo entiende las preguntas que quiere entender. Lo cual hace que el líder de la oposición y otros adversarios políticos tengan dificultades para salir de su asombro al escucharlo. Quizá porque ignoran que el estupor que simula Sánchez es parte de una estrategia dialéctica. Y es que los gestos de Sánchez constituyen a veces toda una sinfonía que parece extraída del cine mudo. Si el líder del PP le pregunta si va a seguir con el independentismo, Sánchez, aparentemente extrañado, no responde. Porque el presidente parece haber aprendido en alguna escuela del cine mudo y a veces aparenta querer imitar a Buster Keaton o a alguno de los hermanos Marx. Hay que tener talento para cuajar una buena faena política desde esa gestualidad sin apenas palabras. Quizá ningún otro político es capaz de reflejar el asombro con mayor capacidad expresiva. Quizá esta es su forma elegante de no darse por enterado.

Decía el beatle John Lennon que «antes de Elvis Presley no había nada», y añadía que «no hace falta oír lo que dice Bob Dylan, lo importante es cómo lo dice». Ambas citas se podrían aplicar en el caso de Sánchez. Porque antes de él no había nada como lo suyo y porque ha creado un muestrario de gestos propio y original. Nadie expresa como él el asombro o la perplejidad, por ejemplo. Nadie termina sus intervenciones con la precisión de un matemático capaz de contabilizar las sílabas precisas y luego frenar en seco.

Sánchez tiene objetivos, y todos ellos parecen resumirse en su permanencia en el poder. Le gustaría ser el mejor presidente del Gobierno, algo que quizá ya no está a su alcance. Pero tiene habilidades que no se le pueden negar, ni siquiera cuando provocan el rechazo abierto de sus contendientes. Si no se entiende esto, creo que no se puede explicar su permanencia en el poder