
Después de la revolución de La casa de papel, el género de las series de atracos tiene difícil sorprender al espectador. A Netflix esto no la frena a la hora de apostar por otra historia sobre un asalto millonario que quiere impresionar tanto como entretener. Ese es el fin de Caleidoscopio, una ficción etiquetada en la categoría de experimento.
La plataforma lanzó hace años Bandersnatch, el episodio interactivo de Black Mirror que permitía al espectador tomar decisiones en el desarrollo de la historia. Ha explotado también ese sistema en algún episodio especial de otras producciones. El modelo de Caleidoscopio es diferente, una serie desmontable que hay que ver de principio a fin, pero la disposición de los capítulos es optativa. La serie es un puzle de colores intercambiables en el que todas las fichas encajan y que permite conocer, a lo largo de varios años, a una banda de ladrones que intentan abrir una cámara acorazada. Algunos episodios tienen lugar antes del atraco; otros, después, y uno, el blanco, es el gran robo. El algoritmo lanza una moneda al aire para mostrarle a cada usuario un orden aleatorio, pero este puede reproducir cada pieza a su aire sin perderse nada. El escritor Stephen King ha respaldado la serie, pero coincide con muchos espectadores en apostar por la tradición y sugerir el canónico orden cronológico.