El infierno de los vivos

Xose Carlos Caneiro
xosé carlos caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

CLODAGH KILCOYNE | REUTERS

09 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Se cumplen, en este 2023 que ya transitamos, cien años del nacimiento de Italo Calvino. Fue uno de los grandes. Autor inmortal. Escribió libros con sabor a poesía cuando publicó una colección de descripciones (Las ciudades invisibles); experimentó con la sintaxis y el lenguaje; inventó fábulas imperecederas (incluso morales) y hasta se puso a jugar con la literatura, que era el asunto que en realidad lo ocupaba y preocupaba. Si una noche de invierno un viajero es el ejemplo vivo, y vívido, del sentido lúdico de la palabra: los protagonistas son dos lectores que intentan leer un libro que nunca llegan a terminar. 

Quizá se trate, sencillamente, de una obra que trata de la felicidad que otorgan los libros. Los buenos libros.

Reflexiono sobre el primero que he citado, una obra prodigiosa. En ella, Marco Polo va redescubriendo, perfilando, inventando, pintando de acuarelas semánticas una serie de ciudades. Se las cuenta al rey de los tártaros, Kublai Kan.

Si no ha leído usted este libro, no deje de hacerlo. En tiempos de literatura barata, Las ciudades invisibles es un valor seguro. Transcribo una de sus frases, aunque todo el texto es un compendio de oraciones brillantes: «El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuo: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio». Un apotegma. Una sentencia genial que debemos pensar y repensar.

Resulta que el infierno, desgraciadamente, es cosa de todos los días. En Ucrania, por voluntad de un tirano, se está matando la gente. No está muy lejos de aquí. Aparece en los informativos como algo apenas resaltable. Curioso. Una noticia que ha dejado de ser noticia porque se repite.

Sucede lo mismo con los muertos por violencia. Hay quien tiene la costumbre de salir con navaja a la calle. Y pelear hasta matarse. Hay quien se convierte en verdugo de su propia pareja. También los hay que han hecho del maltrato su modo habitual de relacionarse con los que lo rodean. Son machos que ven en la mujer a su siervo. Una propiedad. Por ello la convierten en su enemigo íntimo.

Los encierran y salen a la calle. Y no cambian. O no suelen cambiar. Porque llevan el infierno con ellos y lo arrastran por cada lugar que pisan. Sus voces son de hielo. O de ceniza. Pero suelen pasar desapercibidos. Hay que desenmascararlos. Tenemos que conocer quiénes son. Distinguirlos y señalarlos. Separarnos de ellos. Porque la mayoría no es infierno, como escribió Calvino. A la mayoría, a la buena gente, hay que darle espacio y hacerla durar. Ojalá, en el 2023.