La narrativa de Enrique y Meghan

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

SASCHA STEINBACH | EFE

19 dic 2022 . Actualizado a las 15:24 h.

La línea es tan fina que es sencillo traspasarla solo con una mala declaración. No digamos con toda una serie. Habían conseguido aquello por lo que penan en cuatro capítulos: la narrativa. Se habían colocado como el verso suelto de una institución arcaica, un matrimonio que venían a cambiar las cosas. Pero ay, los matices son tan volátiles y la línea es tan fina que lo que se inició con aquella entrevista de Oprah ha cuajado en un documental que de ñoño e insustancial ha convertido a la pareja realista en un cliché enfrentado a una corona.

Novedades, pocas. Simplemente más de lo mismo, pero pasado por el tamiz de una producción netamente americana: la fotografía velada por el sol de California, mucho sentimentalismo y emoción empalagosa y la sombra alarga de la princesa Diana. Han acertado en la fecha del estreno, porque la verdad es que podría programarse una tarde de domingo en un canal generalista y pasar a formar parte del catálogo de Hallmark.

Una cosa hay que darles a Harry y Meghan: han conseguido generar un debate que hacía mucha falta. La cuestión racial, la impunidad de la prensa amarillista, la necesidad de tomarse en serio la salud mental, ocupes el cargo que ocupes y seas quien seas. El vertedero de odio que se han convertido las redes sociales y cómo las fake news campan a sus anchas. Es una pena que hayan cruzado la línea. La narrativa ya no los ampara.