Indecencia

OPINIÓN

ALBERTO LÓPEZ

09 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Mi marido está con sedación, a punto de morir. Ayer nos habían cambiado por fin a una habitación individual y, de repente, por la noche, nos meten en una compartida. Mientras mi marido se apaga, a su lado van y vienen las personas por el otro paciente. Lo que necesitamos es silencio, respeto e intimidad para poder pasar los últimos momentos con él». Cinco veces han cambiado de habitación a este enfermo de cáncer en estado terminal, una de ellas estando ya en fase agónica y sedado. Esto es claramente inmoral, absolutamente indecente. No es un caso aislado, por desgracia. Alguien debería pedir perdón, alguien debería dimitir.

El artículo 9 de la ley 5/2015, de derechos y garantías de la dignidad de las personas enfermas terminales, dice que «los centros e instituciones sanitarias le garantizarán al paciente en situación terminal, que deba ser atendido en régimen de hospitalización, las mejores condiciones relativas al confort, pudor e intimidad, incluyendo el ámbito sociosanitario y el derecho a la estancia en una habitación individual, salvo que circunstancias excepcionales lo justifiquen».

¿Conocen en el servicio de admisión esta ley? ¿Estamos en unas «circunstancias excepcionales», en una sanidad de guerra? ¿Para qué aprobamos leyes que no tenemos el ánimo de cumplir? ¿No es esto una gran hipocresía? ¿Por qué no se explica con claridad cuál es la realidad de nuestro sistema sanitario? ¿No resulta infantil echar siempre la culpa a los demás?