¿Y si pagaran por apagar el aire acondicionado?

C. Valor / F. Martín / R. Rodríguez y A. Sánchez-Miralles INVESTIGADORES DE LA UNIVERSIDAD DE COMILLAS PARTICIPANTES EN EL PROYECTO EUROPEO REDREAM

OPINIÓN

Salvador Sas | EFE

27 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Necesitamos un modelo energético que sea capaz de resolver el calentamiento global. Para ello, es fundamental producir energía limpia. El objetivo es que el 74 % sea de origen renovable en el 2030. Este es un esfuerzo colectivo y pasa por aumentar la autoproducción eléctrica. 

Las energías renovables son limpias, abundantes y más baratas de producir que las sucias, pero son intermitentes. Cuando necesitamos más electricidad, la producción renovable puede no ser suficiente para atender la demanda de todos. Un sistema alimentado de renovables solo funciona si cambiamos el modo de consumir.

La electricidad es diferente a otros bienes en que, de momento, no se puede almacenar fácilmente. Por eso, el consumo y la producción deben casar cada segundo. La flexibilidad en la demanda significa que el consumidor pueda cambiar su uso de energía según la producción que haya en ese momento, de manera que ambas variables puedan coincidir.

Las tarifas son una manera de facilitar la flexibilidad del consumidor. La energía es más cara a unas horas del día (los picos) porque es más contaminante. Con los precios se intenta desplazar el consumo al valle para asegurar que se puede satisfacer con energía limpia.

Pero los precios solo no flexibilizan el consumo. Una familia con dos pequeños no va a preparar la cena a medianoche solo porque la energía es más barata o más limpia.

Otra alternativa es usar enchufes o electrodomésticos inteligentes (como una lavadora programable) que se preparan para funcionar cuando la energía es más limpia y barata. Esta tarea tiene otro problema: exige a los consumidores estar atentos y planificar su consumo eléctrico.

Hay una tercera manera: la flexibilidad automatizada. Se consigue instalando una tecnología que hace la tarea por el consumidor. Es la que estamos usando en el proyecto ReDREAM.

Si el consumidor da información de cómo es su casa, los dispositivos eléctricos que tiene y sus prácticas (por ejemplo, días y horas que está en casa), la tecnología calcula cuándo el dispositivo electrónico se debe encender o apagarse.

No hace falta tener el aire acondicionado todo el rato encendido para mantener una cierta temperatura: se puede apagar y la inercia térmica asegura que se mantenga. De hecho, tenerlo encendido de forma continua es desperdiciar energía con el coste y el impacto que tiene.

Como el consumidor no va a estar encendiendo y apagando aparatos, porque no tiene tiempo ni ganas, la tecnología lo hace por él. Con ella, se ahorra energía y, por tanto, dinero de la factura.

En otros países europeos, como el Reino Unido, ya se permite a los hogares vender la flexibilidad y recibir un ingreso extra. En España, se espera que haya una regulación el próximo año que permita hacer una transición energética justa, sostenible y económica para todos.