Drones para bien y para mal

Manuel Luis Casalderrey
Manuel-Luis Casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

SERGEY DOLZHENKO | EFE

30 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los drones son vehículos aéreos no tripulados (VANT, UAV por sus siglas en inglés) que mantienen un nivel de vuelo sostenido mediante control a distancia y están propulsados por un motor de explosión, eléctrico o de reacción. Algunas partes de un dron son: hélices (con su giro sustentan al dron), motor, controlador de vuelo (interpreta los datos recibidos por radiofrecuencia), módulo GPS, antena, batería, cámara (para hacer fotografías y grabar vídeos).

Los primeros usos de los drones fueron en aplicaciones militares, pero se extendieron rápidamente a usos civiles y comerciales. Los drones se emplean en eventos (recitales, conciertos, desfiles de moda, protestas), búsqueda de personas perdidas en bosques y en montañas (al poder volar a poca altura, llevando cámaras de alta resolución, la búsqueda resulta más eficaz), rescate y salvamento en playas, vigilancia de fronteras, vigilancia del tráfico de vehículos, gestión de cultivos y fumigación, seguimiento de animales en su medio natural, fotografía aérea, vigilancia y control de incendios, vigilancia de oleoductos, etcétera.

Todo lo que acabamos de enumerar son, en principio, aplicaciones de drones para bien. Como siempre ocurre, los drones se pueden usar para causar el mal. Putin está enviando drones, cargados de explosivos, que se hacen detonar en objetivos predeterminados (centrales energéticas y viviendas), causando destrucción y muerte.