Televisión de toda la vida

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

«Amor con fianza»
«Amor con fianza» Netflix

07 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El círculo está a punto de cerrarse. Las plataformas de streaming llegaron para reescribir el libro de instrucciones de la pequeña pantalla con un puñado de promesas y atractivos señuelos. Uno, el anhelo de los espectadores de tener el control total sobre su propia dieta de contenido y de librarse, de paso, de algunos engorros de la televisión de siempre, sin horarios fijos, ni tiempos de espera. Otro, la pátina de calidad que se le presuponía a sus contenidos, que podían brotar libres gracias a las suscripciones y sin someterse a las dictaduras del mercado publicitario.

Ahora que las semillas ya han germinado, se abre un nuevo ciclo en estos videoclubes de internet, cada vez más mimetizados con las cadenas generalistas de toda la vida y con un valor añadido que se desdibuja. La publicidad, siempre presente en servicios como Movistar+, se irá expandiendo poco a poco para hacer frente al exceso de oferta. Con o sin anuncios, las subidas de precios parecen inevitables.

Tampoco es válido ya el axioma que enfrentaba a la supuesta ficción gourmet con la telerrealidad en abierto. Ayer Netflix desprecintó un nuevo paquete de realities que está ultimando y que encajarían sin chirriar en la programación de Cuatro. Después de la fascinación inicial, se impone la sospecha de que, salvo excepciones, ahora hay que pagar por ver lo mismo de siempre.