Opérate «con vista»

Francisco Gómez-Ulla de Irazazábal DIRECTOR MÉDICO DEL INSTITUTO OFTALMOLÓGICO GÓMEZ-ULLA. CATEDRÁTICO DE OFTALMOLOGÍA

OPINIÓN

MABEL RODRÍGUEZ

01 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Quien más quien menos ha oído hablar alguna vez de la cirugía refractiva. Esta operación para corregir defectos de la visión como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo o la presbicia comenzó a realizarse hace ya 30 años en pacientes con problemas de enfoque a lo lejos o de cerca.

Esta técnica supuso una gran revolución oftalmológica, ya que nos permite lograr que un paciente vuelva a ver sin necesidad de usar gafas ni lentillas en tan solo 15 minutos. Este es el tiempo que dura la intervención ambulatoria que se realiza para corregir los defectos refractivos de la vista de forma indolora, sin necesidad de hospitalización y usando únicamente anestesia con gotas.

Los resultados son inmediatos. El paciente comenzará a notar mejoría en la visión al día siguiente de la intervención, por lo que la recuperación es muy rápida. Siempre bajo la supervisión médica correspondiente, ya que deberá realizarse una consulta de seguimiento en los primeros días.

Hablamos, por tanto, de un proceso muy seguro del que se estima que se han beneficiado ya con éxito a lo largo de estas tres décadas de aplicación unos 35 millones de personas. Sin embargo, no todos los pacientes que usan gafas para ver de cerca o de lejos son aptos para someterse a esta intervención. Es muy importante recalcarlo.

Frente a lo que se pueda pensar, el éxito de esta cirugía no radica tanto en la intervención en sí misma, que también, sino en el procedimiento previo que se lleva a cabo a través de las pruebas preoperatorias. Antes de decidir si un paciente es apto o no para este tipo de cirugía, deben realizarse una serie de pruebas específicas, además de medir la agudeza visual, la calidad de la lágrima, y, sobre todo, el estudio de la córnea y de la retina; de modo que, si los resultados no están dentro de lo que se consideran parámetros normales o si hay dudas, se deberá desaconsejar siempre la intervención.

Por tanto, en lo que respecta a la cirugía refractiva, más que de riesgos debemos hablar de seguridades. Seguridades que se obtendrán de ese examen exhaustivo que se realiza en la primera visita al especialista y que será el que determine no solo si se puede intervenir o no al paciente, sino la cirugía más adecuada a aplicar en cada caso, bien a través de cirugía con láser, bien con lente intraocular.

Por tanto, operarse sí, pero con vista. Con vista al futuro para mejorar la calidad de vida, pero siempre con las máximas garantías en el diagnóstico y la intervención.