¡Qué pocos querían a Casado!

Uxio Labarta
Uxío Labarta CÓDEX FLORIAE

OPINIÓN

Chema Moya | Efe

24 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Se desconoce el origen de la estratégica filtración de espionaje, por más que algunos medios la sitúen en el entorno de MAR. Aquel Miguel Ángel Rodríguez en campañas de audaz éxito como la dimisión de Demetrio Madrid, o la bien trabada «¡váyase, señor González!». No sorprende que una filtración de espionaje a una correligionaria pueda suceder en el entorno del poder popular. Ni sorprende ni precisa de mayor prueba.

Antes hubo otras sospechas de ello en torno al tamayazo, la Gürtel, la Kitchen de Bárcenas, la patriótica variada, con incursiones catalanas y la sombra del comisario Villarejo. Y precisamente por tantos antecedentes nadie dudó de que Carromero, dimisionario y otrora protegido de Esperanza Aguirre, en insólito uso de la Empresa Municipal de la Vivienda de Madrid, haya servido a intereses cainitas de Génova 13. Todo porque en Génova se les ocurrió preguntar al espejo de la bruja de Blancanieves y siempre aparecía Díaz Ayuso. Con el agravante de que los que se espiaban o competían venían de las juventudes populares, donde habían sacrificado horas y adoraciones para ser visir en lugar del visir. Con éxito a la sombra de Casado.

Y fue precisamente por haber crecido en ese éxito por lo que no percibió Casado la debilidad de su presidencia en el PP. Alcanzada de segundas, pacto por medio con Cospedal y los suyos, en julio del 2018.

Medios de comunicación y baronías del partido insistían una y otra vez en considerar a Casado un firme defensor de esencias patrias y ortodoxia económica, lejos de Rodrigo Rato, frente a un Gobierno «ilegÍtimo». Añádase a ello la cabalgada de Vox por su flanco derecho y mediático, en buena onda con movimientos europeos como Kaczynski en Polonia u Orbán en Hungría y el trumpismo americano, y es fácil comprender que los molinos se les hicieran gigantes. Incluidos los fondos europeos y su peregrinaje preventivo con denuncias de mal uso.

Pero la conversión de Díaz Ayuso, otrora amiga y promovida, en flamante Blancanieves les hizo perder el oremus a Casado y a los suyos. También a las baronías, sensibles siempre a los oráculos de los medios de Madrid. Y llegaron dimisiones, fiscalías, silencios, condiciones, e incluso una manifestación en Génova 13. Manifestación y un gran mural contra Casado, donde la solución eran Díaz Ayuso, Núñez Feijoo, Álvarez de Toledo, Moreno Bonilla e incluso Esperanza Aguirre rediviva. Revoltijo que espero que el Partido Popular resuelva por sus vías institucionales. Sin las malas mañas —no protestadas por el PP— de Casado y los suyos bloqueando tres años el Poder Judicial. Algo que parece más política antisistema que no la de un partido de gobierno, por más espionajes o corruptelas que lo enreden.

Evidente ya que a Pablo Casado lo querían muy pocos de los suyos, esperemos que Núñez Feijoo, si al final se anima, devuelva a España un Partido Popular lejos de Pablo Casado y de otras malas mañas. Porque para negar instituciones, libertades y europeísmo, ya está Vox. O, al acecho, Isabel Díaz Ayuso.