El fútbol es así; y el Congreso también

Erika Jaráiz Gulías PROFESORA DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA Y SOCIOLOGÍA Y MIEMBRO DEL EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS DE LA USC

OPINIÓN

Cézaro De Luca | Europa Press

05 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El fútbol es así, diría Valdano; y con esa sencilla pero contundente explicación daría por terminada la sesión parlamentaria y empezaría a pensar en el siguiente partido. Y lo mismo debió pasar por la mente de Meritxel Batet cuando, en pocos segundos, pasó de anunciar la no convalidación del real decreto de la reforma laboral a, sin explicación alguna, proclamar su convalidación.

Y entonces comenzó la batalla de la agenda; quién imponía la semántica con la que se iba a denominar lo que allí había sucedido; quién construiría mejor el framing en el que tuvieran sentido las interpretaciones de los ciudadanos.

En el PSOE, el cambio de voto de UPN los había cogido en las batuecas; para el PP la macrosorpresa de la jornada se les derrumbaba por el error de un parlamentario; pobre hombre, la que le espera. Unos y otros daban rienda suelta a la decepción y al entusiasmo alternativos, y a las expresiones más rudimentarias de dichas emociones.

Lo cierto es que el presidente Sánchez salió del Congreso diciendo que era el triunfo de los trabajadores y de los empresarios; y es que el fútbol es así y de penalti injusto en el último minuto también vale, y a veces alegra más.

Casado comenzó argumentando con el error informático; y para ratificar que no era un error personal, el PP apuntó otros dos errores que había cometido el sistema con el mismo parlamentario. Vamos, que el argumento de fondo era que un ser humano no puede ser tan tonto y equivocarse tres veces, que tuvo que ser un error del sistema, ¿o no?

El problema no está en la deslegitimación de la democracia electrónica, que comparto totalmente por su falta de transparencia y la inseguridad que produce en los votantes, sino en la falsa argumentación para construir la opinión pública.

Lo menos que se le puede pedir a un parlamentario es que sepa pulsar el botón correcto y, si se equivoca, que se aguante, él y su partido; porque si un ciudadano se equivoca al meter su voto en la urna, nadie puede abrirla para cambiar el voto. Pues si es electrónico, tampoco debiera. Y los que invocan el reglamento de la Cámara saben perfectamente de la existencia de un acuerdo que elimina la comprobación telefónica del voto telemático, y saben también que estos errores se han producido en muchas ocasiones.

Pero poco importa ya lo que pasó en el Congreso; lo que importa ahora es lo que se comunica, cómo se produce discurso sobre el éxito de la maltrecha vicepresidenta y de la frágil sostenibilidad del Gobierno; del «pucherazo», del «error informático», y del Constitucional «arréglalo todo», que se ha convertido para Vox y los Populares en la navaja suiza de la política española. Mejor que el Constitucional se encargara de lo de las Tanxugueiras y el jurado del Benidorm Fest de lo del Congreso, que, a fin de cuentas, el fútbol es así.