Acabó Andreu Buenafuente su programa Late Motiv igual que lo empezó hace seis años, con ganas de hacer un producto de calidad, genuino y muy bien empaquetado para dar lustre a una programación televisiva que no atraviesa sus mejores momentos. Con tantas horas por rellenar en tantos canales abiertos y de pago como existen actualmente cuesta entender que un programa como este, que hereda la mejor tradición del late night americano, no encuentre cabida. Cuando estaba en La Sexta cada noche su espacio fue relegado hasta horas imposibles de la madrugada. Tampoco en el pago de Movistar parece haber encontrado un reconocimiento mucho mayor por parte de la cadena que lo sustentaba.
Esta semana se despidió con un colofón lleno de sorpresas y guiños internos para su legión de seguidores en radio y televisión. Muchos de ellos llegaron por sorpresa para el propio presentador. Algunos, como la aparición de Pedro Sánchez por videollamada, beben de la veneración americana por la figura presidencial, algo que en España no tiene la misma lectura. El programa cerró su círculo vital cuando una mininiña de Shrek, referencia a uno de sus gags célebres y con más significado personal, irrumpió en el plató para dar un consejo a su padre y al mundo: «El humor, inteligente, por favor».